viernes, 30 de abril de 2010

Da bronca tener que escribir sobre estas obviedades, pero en esta etapa de trinchera, como lo define Leila, hay que dedicar un post para alertar sobre estos mecanismos que no por vetustos dejan de tener alguna potencia para confundir a mucha gente.
Las imágenes de los disturbios del viernes cuando se disponía a presentar su libro la cubana Hilda Molina y las de ayer están siendo tratadas como una nueva demostración del patoterismo K y esto no debería pasar desapercibido para nosotros porque engarzan a la perfección con la estrategia de la victimización que ha puesto en práctica el dispositivo mediático.
Los que andamos en política tenemos el reflejo de no prestarle mucha atención a estas operaciones porque sabemos que este autodenominado “Frente de Organizaciones Sociales Peronistas” no existe, que es un invento para tirarle tierra al kirchnerismo. Tenemos también la certeza de que por un puñado de guita se organiza un grupete de 10 tipos que se metan en una sala de le Feria del Libro y hagan bardo. Pero el problema está en cómo baja esto por los medios al conjunto de la sociedad. Lo que para nosotros es una fantochada puede resultar creíble para otras personas
¡Ojo!
Hay que observar cómo vienen operando: Arrancaron con los afiches contra periodistas del multimedios Clarín, Siguieron con la exposición patética de los hijos adoptados irregularmente por la dueña del grupo, luego lanzaron la bola del temor por un atentado a Cobos y la convocatoria de una marcha en contra suyo a la que nadie convocó y ahora pasa esto en la Feria del Libro.
Y hay gente muy permeable a estos mensajes.
Estas “pavadas” a veces tienen mucho más impacto que el resultado de una votación en el Congreso.


(Gerardo Fernández)

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