jueves, 8 de abril de 2010

CLARIN apoyó periodísticamente al Proceso y colaboró de manera activa con la metodología de desaparición de personas.

CLARIN apoyó periodísticamente al Proceso, fue socio económico de los militares luego de comprar a precio vil Papel Prensa y colaboró de manera activa con la metodología de desaparición de personas.

Un artículo del 1º de diciembre de 1977, lo demuestra de manera irrefutable.

La nota se titula “La ardua recuperación” y lleva como volanta el siguiente texto: “Diálogo con extremistas que se entregaron voluntariamente”. Vale la pena reproducir el comienzo de la nota: “Un grupo de periodistas tuvo la oportunidad de ponerse en contacto directo con integrantes de un núcleo subversivo que, habiéndose entregado espontáneamente a las autoridades, se beneficiaron con una reducción de un tercio de sus penas. Los hombres de prensa – invitados por el Comando en Jefe del Ejército – pudieron apreciar lo que se calificó como ‘una experiencia única en los países que luchan contra la subversión, destinada a hacer posible que quienes se equivocaron puedan rehacer sus vidas’”.
El artículo, que ocupa toda la página 4 del diario, dice entre otras mentiras que los “subversivos” están cómodamente alojados en una casa decorada “con colores claros, sin nada que evoque la cárcel”, y que están atendidos por “un equipo interdisciplinario, compuesto por médicos, psicólogos, asistentes sociales, abogados que prestan asistencia a los detenidos y tratan de resolver sus problemas y el de sus familias”. La obra maestra del terror llega a su clímax con este párrafo: “’Teníamos muchos temores, pero nunca esperamos que el trato fuera tan correcto’, dice una joven que se encuentra en avanzado estado de gravidez. ‘En la unidad militar en que me presenté me prestaron todo el tiempo asistencia médica y los cuidados que requería mi estado. Y justamente me había entregado por lo que más me importaba, que era la vida de mi hijo’”.

Treinta y tres años después no es necesario explicar que esos centros de recuperación nunca existieron ni cuál fue el destino de los niños nacidos en cautiverio. Aquella nota de Clarín no era otra cosa que una operación de inteligencia en el marco del plan terrorista del Estado para la desaparición de personas.

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