Con Chile y Cuba, son los tres países de América Latina que integran el grupo de aquellos que tienen índice de Desarrollo Humano "muy alto", según un informe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.
A través del documento "Sostener el Progreso Humano: Reducir vulnerabilidades y construir resiliencia", se afirma que América Latina y el Caribe tienen el IDH más alto en comparación con otras regiones del mundo, medida compuesta de la longevidad, el nivel de vida y la educación.
Según el informe sobre Desarrollo Humano 2014, desde la aplicación de la Asignación Universal por Hijo (AUH) en 2009, se alcanzó en la Argentina una cobertura del 85 por ciento de los niños, en tanto que se redujo la pobreza en un 22 por ciento y la extrema pobreza en un 42.
El estudio ubica al país dentro del lote de las 50 naciones con desarrollo humano "muy alto", por su buen desempeño en indicadores como esperanza de vida al nacer, media de escolaridad e ingreso bruto per cápita, reconociendo la aplicación de la AUH como "un elemento fundamental en la reducción de la pobreza y extrema pobreza en la Argentina".
Respecto de esta política universal, el PNUD afirma que “contribuye al crecimiento económico, estableciendo un círculo virtuoso de crecimiento y desarrollo humano”.
Por otra parte, tomando en cuenta el nuevo Índice de Desarrollo de Género, nuestro país se encuentra entre los 16 del mundo en los que los valores del IDH para las mujeres son iguales o superiores a los de los hombres.
Entre los países de América del Sur, Chile es el país del subcontinente con mejor ubicación (41 en el global), seguido por la Argentina (ubicación global 49), que se encuentra por sobre de Uruguay (50) y Brasil (79), entre otros.
Mientras que la desigualdad de ingresos aumentó en varias regiones del mundo, en América Latina y el Caribe disminuyó "debido a la expansión de la educación y las transferencias públicas a los pobres", dice el informe.
"La desigualdad importa no sólo para los que están en el extremo más pobre sino para la sociedad en su conjunto, ya que amenaza la cohesión social y dificulta la movilidad social, lo que alimenta las tensiones sociales y puede conducir a disturbios civiles y a la inestabilidad política", agrega el documento.
El informe también hace hincapié en la inseguridad como un desafío clave en la región, que registra las mayores tasas (70 por cada 100.000) de homicidios de jóvenes, especialmente varones.
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