El aumento de precios y la pérdida de poder adquisitivo golpea la alimentación de los hogares argentinos que cada vez consumen menos carne.
La crisis económica continúa impactando en los hogares argentinos, y en el marco de la descontrolada inflación, los precios de la carne resultan inaccesibles para muchos argentinos, por lo que el consumo registró en este 2018 las peores cifras de la historia.
De acuerdo con el testimonio del secretario general del Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Carne (SICGBA), Silvio Etcheun, durante la crisis de 2001-2002 se consumían 59 kilos por habitante en un año; mientras que en 2015 fueron 61,5 kilos y entre septiembre de 2017 y octubre de 2018, la cifra se ubica por debajo de los 49.
La crisis también afecta a las carnicerías. En este sentido, durante el primer trimestre del año se detectó el cierre de 4 mil locales en todo el país, y de julio a septiembre fueron 3 mil más los negocios del rubro que bajaron la persiana.
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