lunes, 16 de enero de 2017

Presa política del gobierno de Mauricio Macri: se cumple un año que la líder social jujeña Milagro Sala está privada ilegalmente de su libertad

Horacio Guarany, músico y poeta popular, cantó más de una vez a viva voz “estamos prisioneros carcelero, yo de estos torpes barrotes, tú del miedo”. El carcelero, el policía, el empresario, el juez, el político enquistado, todos tienen miedo. Por eso esta presa Milagro Sala, porque es india, negra, pobre, dirigente social y mujer, es básicamente la suma de todos sus miedos.

Hoy se cumple un año de los torpes barrotes. Torpes pero efectivos ¿Por qué? Porque la corporación judicial ha desarrollado un sinfín de procesos irregulares, inconstitucionales y excesivamente arbitrarios. Todo un verdadero circo judicial orquestado por diferentes personalidades, entre ellas, el juez Pablo Pullen Llermanos (acusado de extorsionar testigos, intervenir en casos en los que era incompetente y armar causas); el fiscal Sergio Lello Sánchez (designado a dedo por el gobernador jujeño Gerardo Morales); el juez Gastón Mercau (quien vaticinaba seis años de prisión para Sala); la fiscal Liliana Fernández de Montiel; y los jueces Matías Ustarez Carrillo y Jorge Zureta (ambos allegados a caudillos radicales).

Torpes barrotes, pero efectivos. Porque ante la falta de pruebas, de argumentos convincentes, buenos son los shows mediáticos. Allanamientos y detenciones sin valor, que terminan en la nada, pero con primerísimos primeros planos. Cámaras por todos lados que disparan noticias más poderosas que las balas, donde Milagro, su esposo, sus hijos, sus compañeros son “esto” o “aquello”, o “en algo andarán”, o “algo habrán hecho”. Una enorme cortina de humo (muy espeso) que lleva ya un año ocultando despidos, pobreza, inflación, represión y muertes.

Torpes barrotes, pero efectivos. Porque el carcelero, el policía, el empresario, el juez, el político enquistado, todos ellos, cuentan hoy con el poder político, hoy son gobierno. “No voy a liberar a esa mujer”, admitió Gerardo Morales, como si fuera una cuestión de voluntad casi monárquica. Casi tan parecido al “dejen de joder con la Milagro” que manifestaron los tres desconocidos que ingresaron con armas de fuego a la sede porteña de la agrupación Tupac Amaru y ataron a tres militantes (gatillando sin fortuna en la pierna de uno).

Un año de doble discurso

La alianza Cambiemos sostiene dentro de sus pilares la integración de Argentina al mundo. Pero parece que no todos los “mundos” son iguales. En marzo del año pasado se ignoró deliberadamente el pedido del Parlasur exigiendo la inmediata liberación de la dirigente social. Bajo el título “Declaración de rechazo a la imposibilidad forzada de la parlamentaria Milagro Sala para concurrir a la XXXVI Sesión Ordinaria del Parlamento del Mercosur”, el cuerpo legislativo cuestionó la decisión de la justicia jujeña ya que viola los fueros de sus integrantes.

Ya mediando octubre, el Grupo de Trabajo sobre la Detención Arbitraria de la Organización de Naciones Unidas afirmó que “la detención de la señora Milagro Sala es arbitraria” y solicitó “al gobierno de la República Argentina liberarla de inmediato” respondiendo así a una denuncia presentada por Amnistía Internacional, el CELS y ANDHES.

El gobierno de Cambiemos, que también sostiene dentro de sus pilares la independencia del poder judicial, ignoró las sugerencias de la comitiva internacional que sostenía la vulneración de dicha independencia, ya que no existen elementos legales para justificar la prisión preventiva, que no está demostrado que existan riesgos de fuga o de entorpecimiento de la investigación que puedan fundamentar la privación de libertad, que el Estado impidió el ejercicio del derecho de defensa por la falta de precisión y claridad de los hechos que se le imputan a Sala y por no informarle adecuadamente los delitos de los que es acusada; y nuevamente, que por ser parlamentaria del Mercosur, lo que le otorga fueros evidentemente ignorados.

Así Cambiemos, quien pide en cumbres continentales por la liberación de Leopoldo López (condenado a 13 años y nueve meses de prisión por su participación en los hechos violentos ocurridos en Venezuela a partir del llamado a #LaSalida, un intento de golpe de Estado que se cobró la vida de 43 personas), ignora el pedido de mandatarios y organismos internacionales que le solicitan la inmediata liberación de Milagro Sala. Ya lo dice el dicho, “haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago”.

Un año de resistencias

“A mí me involucran directamente por ser la dirección de la Tupac Amaru”, dijo Milagro en una entrevista desde la cárcel. Los verdaderos fundamentos del fallo que condenó a Sala el pasado 29 de diciembre, los reveló Rodolfo Retamozo, representante del Departamento Contravencional. “El acampe que realizaron es ilegítimo por la forma en que se ejerció. Por más de 50 días obstruyeron la plaza principal, calles importantes, la zona del Hospital y la Catedral. Fue desproporcionado”, dijo. El ABC de la judicialización de la protesta social.

Sala también fue condenada a tres años y tres meses de inhabilitación para formar parte de personas jurídicas o demás asociaciones civiles, culturales o deportivas. Una medida anti organización popular.

Para la alianza Cambiemos mantener detenida a Milagro Sala implica una acción ejemplar, disciplinadora. Para la militancia popular es una batalla: lograr la liberación de Milagro Sala pone coto a las pretensiones del establishment de avanzar sobre la organización de los invisibilizados del sistema, los nadies. Implica también defender a la política como arena de la transformación social, revertir la estrepitosa derrota sufrida en el campo del sentido común (cada vez más reaccionario).

Este lunes se realizarán manifestaciones en diferentes puntos del país. El campo popular (aun fragmentado, lo sabemos) tiene una cita que no se puede sortear. Las diferencias políticas se discuten con la militancia en libertad. No vienen solo por Milagro. En cada efectivo barrote que la priva de su libertad se esconde el obrero despedido, la mantera apaleada, el mapuche baleado, la cartonera empobrecida. Efectivos barrotes, sí. Pero torpes también, ya que no hay celda que pueda borrar la dignidad. No hay carcelero que pueda esconder su miedo.

Por Juan Manuel Erazo 

Esta nota fue publicada originalemente en Notas

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