La Cepal destacó que la inversión extranjera creció 27 por ciento en la Argentina en 2012, el mayor nivel en una década. La clave fue que las multinacionales tuvieron que reinvertir utilidades porque no se las autorizó a girar divisas.
La inversión extranjera directa en la Argentina fue de 12.551 millones de dólares durante 2012, lo que implicó un incremento de 27 por ciento respecto del año anterior.
Así lo indicó ayer informe de la Cepal, que precisó que esa cifra fue la más elevada de la última década, triplicando el promedio de gastos de capital entre 2000-2006 y superando incluso el pico inversor de 2011.
El control del Estado sobre el giro de utilidades de las empresas multinacionales fue decisivo en ese proceso, porque impulsó la reinversión de los excedentes en el mercado interno.
El otro elemento clave es que el costo de incorporar maquinaria para ampliar la capacidad instalada de los establecimientos es el más bajo de los últimos años.
A diferencia de lo que explican los manuales de economía convencional, donde la inversión extranjera directa representa un beneficio automático para el país receptor, el informe de Cepal marca año a año distintos problemas y limitaciones de ese flujo de capital “productivo” proveniente del exterior.
En esta oportunidad, en la presentación del documento “La inversión extranjera directa en América latina y el Caribe”, la directora del organismo, Alicia Bárcena, puso en evidencia una de las restricciones para el desarrollo.
“Los indicadores regionales indican que la llegada de capitales del resto del mundo no colaboró para diversificar los esquemas productivos, sino que fue un elemento que reforzó la especialización de las economías”, afirmó.
Durante 2012, el Cono Sur (sin Brasil) continuó incrementando el peso de las inversiones en el sector de recursos naturales, para disminuir la participación de la manufactura.
Lo último no es un punto menor, porque las empresas multinacionales quintuplicaron sus utilidades en los últimos diez años, gracias a la fuerte alza del precio de las materias primas.
Como se estima además que esa renta permanecerá en niveles elevados en los próximos años, la Cepal advierte que pueden generarse tensiones a futuro sobre las cuentas externas (balanza de pagos) de las economías de América latina.
Eso se debe a que las firmas transnacionales giran alrededor del 55 por ciento de las ganancias a sus países de origen.
Se le preguntó a Giovanni Stumpo, responsable del informe, si las medidas de política económica de Argentina (que limitaron a partir de 2012 la repatriación de capitales de las empresas extranjeras) se adelantan a esas tensiones sobre las que empieza a alertar la Cepal, o si, en cambio, son herramientas que no pueden mantenerse en el tiempo debido a que interrumpen el proceso de reproducción de las empresas.
Cuando llegó el turno de las respuestas al cierre de la presentación, el especialista, por teleconferencia desde las oficinas de Chile, señaló que las fuertes restricciones al giro de utilidades fueron un elemento que indudablemente alentó la reinversión de ganancias en el mercado interno.
El año pasado la reinversión de utilidades fue de 7984 millones de dólares, más del doble que en 2011.
Se trata de un juego de suma cero: los dólares que no salen de la economía se transforman en un excedente que se destina a un uso productivo.
Claro que Stumpo agregó que es necesario seguir trabajando para canalizar ese esfuerzo inversor hasta orientarlo a las actividades que diversifican el entramado productivo y generan empleo de calidad.
“La clave está en implementar una nueva generación de políticas públicas que articulen objetivos macroeconómicos, productivos, sociales y ambientales para favorecer la diversificación y sofisticación de la estructura económica y la inclusión social”, dice el informe.
El documento de Cepal presentó por primera vez un estudio sobre el impacto de la inversión extranjera directa en el mercado laboral.
El análisis es una hoja de ruta para reorientar el flujo de capitales sin confundir entre calidad y cantidad de empleo.
Por cada millón de dólares invertidos en el sector de minería se crea medio puesto de trabajo.
Es decir que es necesario duplicar el esfuerzo inversor para llegar a cubrir una vacante.
En cambio, la inversión de un millón de dólares en bienes intensivos en ingeniería implica la creación de cuatro empleos de alta calificación.
Informe: Federico Kucher/ Fuente: Pagina12
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