lunes, 13 de agosto de 2018

Amigo y subordinado del Coronel Atilio Stornelli, padre de Carlos Stornelli, el sargento Oscar Centeno es un conocido del fiscal desde 1980

El Fiscal Stornelli, conoce a los sargentos Oscar Centeno y Jorge Pacífico desde 1980. Ambos amigos y subordinados del Coronel Stornelli -padre del fiscal-, Centeno es el de los cuadernos truchos y Pacífico, testigo falso contra Boudou en causa Ciccone y posible autor de atentado AMIA.

El sargento 1° Oscar Bernardo Centeno revistó en el Batallón de Arsenales 601 y en 1980 hizo el curso de mantenimiento de camiones Mercedes Benz junto con otros 19 suboficiales.

Uno de ellos era el sargento 1° Jorge Orlando Pacífico, un hombre que siempre está en el lugar justo en el momento debido.

En noviembre de 2011, pocos días después de la victoria electoral de la fórmula Cristina Kirchner-Amado Boudou, Clarín mencionó por primera vez a Alejandro Paul Vandenbroele y a The Old Fund.

Su fuente fue la denuncia de “un ciudadano común, Jorge Pacífico”, quien dijo que tomó conocimiento de delitos de acción pública por una conversación oída en un café entre hombres desconocidos.

No los vio porque estaba de espaldas, pero los escuchó decir que The Old Fund “resulta ser una pantalla de la familia Ciccone” y de una persona “políticamente expuesta, alto funcionario del Gobierno Nacional, para recuperar la empresa antes fallida”.

Así comenzó la causa que concluyó con la condena del ex vicepresidente a 5 años y 10 meses de prisión, que empezó a cumplir ese mismo día, aun antes de que se dieran a conocer sus fundamentos y pudiera apelarla.

Contra lo que quiso hacer creer Clarín, Pacífico es un ciudadano tan poco común como su compañero grafómano en el Ejército.

Especialista en explosivos, Pacífico fue comando en la guerra de las Malvinas, participante en los levantamientos carapintada de Aldo Rico y Mohamed Seineldín, dirigente del MODIN y vendedor de un producto tan poco común como helicópteros artillados.

En 1995 fue detenido bajo la acusación de traficar armas robadas al Ejército y se constituyó en el primer hilo de la pista carapintada en el atentado del 18 de julio de 1994 a la sede de la DAIA y la AMIA.

Esa mañana, Pacífico apareció ensangrentado entre los escombros del edificio demolido. Su explicación fue que “estuve ayudando a las víctimas”.

Pero el chofer del no tan pacífico ciudadano común, Omar Cañete, declaró en el juzgado que entonces atendía Juan José Galeano que Pacífico visitaba la Embajada de Irán, que sus funcionarios pagaron cinco millones de dólares por el atentado y que Pacífico mató a un iraní y lo sepultó en Campo de Mayo luego de discutir por el 10 por ciento de ese botín.

No hubo otra fuente que ese testigo ni se encontró el presunto cadáver y la causa judicial se corrompió por la siembra de pruebas falsas y las operaciones cruzadas de desinformación que terminaron con la destitución y procesamiento de Galeano.

Todo ello impidió que se llegara a cualquier conclusión sobre la pista carapintada y en 2011, el Tribunal Oral Federal 4 absolvió a Pacífico de la acusación de haber provisto los explosivos para el atentado, aunque eso no explica su presencia en el lugar a la hora de la explosión, con tanto sentido de la oportunidad como en el caso Ciccone.

Pacífico es suboficial del arma de Ingenieros, igual que Centeno y que el teniente coronel Atilio Stornelli, el padre del fiscal, cuya última asignación antes de pasar a retiro con el fin de la dictadura, fue como comisario ideológico en Radio Belgrano.

Su consuegro Reston fue uno de los redactores del documento final de la dictadura sobre los detenidos desaparecidos.

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