viernes, 15 de octubre de 2010

82% móvil.

Como dijo la senadora nacional por el Federalismo Santafesino, Roxana Latorre, “la ley del 82% móvil es un mamarracho”.

Un mamarracho que, como sabemos, no contempla un detalle fundamental: como financiarlo.

Si el propio Cobos admitió que después de la sanción de la ley buscarían la forma de que se pueda financiar! Una auténtica confesión de perversidad…

El mismísimo Macri dijo que, de ser presidente, no pagaría el 82 por ciento móvil…

Un mamarracho que, incrementa un 15% la desigualdad entre los jubilados, ya que aumenta un 37 por ciento los haberes mínimos que perciben las tres cuartas partes de los ancianos dentro del sistema previsional y eleva, en promedio, un 80 por ciento las prestaciones más altas.

La primera parte del articulado de la ley llevaba al 82 por ciento del Salario Mínimo Vital y Móvil (SMVM) el monto de las jubilaciones mínimas: La prestación que perciben la mayoría de los beneficiarios hubiera pasado de 1042 a 1427 pesos.

Mientras tanto, el recálculo de los haberes de los ancianos mejor remunerados estipulado en los artículos 5, 6 y 7 de la iniciativa, arrojan casos donde un jubilado pasaba de cobrar 4 mil pesos a 33 mil pesos mensuales si la ley hubiera entrado en vigencia.

Por otra parte, no hay que ser un erudito para darse cuenta que lo que hizo la oposición (que cuando fue gobierno bajó las jubilaciones) fue un proyecto para que el gobierno vete y quede en un aparente offside con el consiguiente costo político. Nada más que eso.

De la misma manera que sabemos que Anses, tal cual lo dice su nombre, administra la Seguridad Social, que es un concepto mucho mas abarcativo que un régimen previsional (así que la cantinela de "la plata de los jubilados" dejémosela a María Laura y Santo).

Asimismo, entendemos que en 2003 se destinaba al sistema jubilatorio solo el 5% del pbi que era de 150 mil millones de dólares y hoy se destina 11% del pbi al sistema jubilatorio (350 mil millones de dólares).

No hay que olvidar nunca que este Gobierno, desde 2003 otorgó más de 18 aumentos a los haberes jubilatorios congelados desde 1997, recuperó de las manos de las AFJP la administración de los recursos de los trabajadores, incorporó a más de 2,3 millones de hombres y mujeres dejados de lado sin jubilación ni obra social, sancionó una movilidad obligatoria de los haberes dos veces al año que permitió en menos de un año y medio un incremento del 50 por ciento y que en el presente año, las jubilaciones crecieron un 27 % en función a los aumentos automáticos por dicha Ley de Movilidad Jubilatoria.

No quiero dejar pasar lo positivo que es que estemos hablando de esto: estamos hablando sobre cuanto aumentar y no cuanto ajustar como 10 años atrás... Y no de cuanto pedir prestado si no de donde se podría sacar la plata, porque hay.

No soy economista, así que no me voy a poner a escribir ni de suba de aportes patronales, ni de eliminación de algunos subsidios a la clase media, ni de impuestos a la propiedad, a la herencia ó a la renta financiera, ni de que a la Iglesia Católica la sostengan sus fieles y no el estado, ni de suba de retenciones.

Pero mas allá de todo lo señalado anteriormente, permítanme soñar con el 82% móvil para las jubilaciones mínimas.

Con que “mi” Presidenta, la mas grande estadista de los últimos 60 años, encuentre la forma de financiar una mejora en el monto de las jubilaciones mínimas de acuerdo con los requerimientos de alimentación, vestimenta, vivienda y esparcimiento de los beneficiarios, y ampliar la cobertura que hoy alcanza al 87 por ciento de los jubilados a la totalidad de la población retirada.

Porque soy peronista. Porque “el peronismo será revolucionario o no será nada”. Porque Cristina es mujer, como Evita y “la Revolución tiene nombre de mujer”. Porque son muchos años soñando y luchando por la utopía del 82%. Y las utopías, para los que tratamos de transitar el camino de Perón y Eva, son objetivos. Son nuestro propósito, nuestra finalidad, nuestro destino.

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