Más allá de si fueron pocas o muchas o muchísimas, lo positivo de todo esto es que sirvió para poner blanco sobre negro un montón de cosas que ya muchos sabíamos: El vacío conceptual detrás de las vagas consignas propaladas; la falacia del carácter "espontáneo" y "apolítico" de la marcha; la muestra de la hilacha intolerante y discriminatoria reflejada en una catarata de insultos y con la yapa de agresiones físicas a periodistas; el sinceramiento respecto de sus fantasías desestabilizadoras...
Más allá de si fueron pocas o muchas o muchísimas, lo positivo de todo esto es que sirvió para poner blanco sobre negro un montón de cosas que ya muchos sabíamos: El vacío conceptual detrás de las vagas consignas propaladas; la falacia del carácter "espontáneo" y "apolítico" de la marcha; la muestra de la hilacha intolerante y discriminatoria reflejada en una catarata de insultos y con la yapa de agresiones físicas a periodistas; el sinceramiento respecto de sus fantasías desestabilizadoras...
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