"Empecé a militar en el ámbito de los derechos humanos y en el peronismo a partir de haber entrado a dar cátedra alrededor del ’78 en el Sindicato del Seguro. El trabajo, los compañeros, la lucha de la CGT, la movilización importante antes de lo de Malvinas y después con el esfuerzo para terminar de derrotar a la dictadura militar tras el fracaso en la guerra me fueron haciendo peronista".
–Hablemos un poco de su historia militante y cómo empieza su participación en política.
–Mi viejo era militante comunista (hoy tiene 87 años y sigue yendo todavía todas las semanas a Soldati, a Piletones. Es una institución, Salomón), así que mi hermana y yo empezamos de chicos en la Fede. Estuve allí hasta prácticamente entrado a la universidad, que para mí discurrió muy rápido, porque estudiaba sociología y en el ’74 intervinieron la universidad y cerraron la carrera. A los que teníamos más de la mitad de la carrera aprobada nos hicieron dar todas las materias libres para no infectar a todos los demás estudiantes que estaban ahí. Así que el ’76 ya me agarró fuera de la facultad. No podíamos volver a pisarla, por más que me habían quedado pendientes horas de investigación. Yo era el presidente del Centro de Estudiantes, y no pude volver a entrar más. Ahí ya había empezado a trabajar en la creación de la Asamblea Permanente por los Derechos del Hombre, en la que estaban Raúl Alfonsín, Alfredo Bravo. Todo eso como militancia en el marco de la Fede. Pero empecé a militar en el ámbito de los derechos humanos y en el peronismo a partir de haber entrado a dar cátedra alrededor del ’78 en el Sindicato del Seguro.
–¿Cómo descubrió su peronismo?
–Me di cuenta por algunas posiciones que tenían en el PC y con las que no estábamos de acuerdo. Fue como una cosa natural porque en ese entonces casi no había militancia partidaria y por otro lado estaba haciendo docencia en un sindicato peronista, que no había sido intervenido. El sindicato siguió funcionando, y ahí todo el debate tenía que ver con la vuelta a la democracia y la vuelta a un gobierno popular. Fue todo el trabajo que hicimos en la Dirección Nacional de Educación del Adulto, por la cual yo había pasado haciendo voluntariado en el Plan de Alfabetización a partir del ’73, e incluso también dirigiendo la colonia de vacaciones de Villa Gesell, de la Agrupación Evita de aquel entonces. Fue una cuestión bastante natural: el trabajo, los compañeros, la lucha de la CGT, la movilización importante antes de lo de Malvinas y después con el esfuerzo para terminar de derrotar a la dictadura militar tras el fracaso en la guerra me fueron haciendo peronista.
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