domingo, 9 de enero de 2011

Los talleres clandestinos de la actual tercera esposa de Mauricio Macri: ESCLAVITUD PRO.

El 9 de diciembre pasado, en su primera conferencia de prensa sobre la ocupación del Parque Indoamericano, Mauricio Macri decía: “Hay una inmigración descontrolada, porque junto a gente honesta que vino a trabajar desde países vecinos, también hay delincuentes que se aprovechan de la necesidad de la gente”.

Entre los que se aprovechan “de la necesidad de la gente” esclavizando a inmigrantes en talleres clandestinos de costura se encuentra nada menos que su mujer, la dulce Juliana Awada.


La mujer de Macri, Juliana Awada, fue denunciada por ser propietaria de una empresa de ropa que produce en talleres clandestinos.

Juliana Awada, con quien Macri se casó en noviembre pasado con gran despliegue mediático, es dueña junto a su madre, Pomi, y su hermana, Zoraida, de la glamorosa marca que lleva su apellido. Desde el 2006 la empresa Awada viene siendo denunciada por tercerizar la producción de sus prendas en talleres clandestinos que explotan a costureros inmigrantes indocumentados en extensas jornadas laborales. La última denuncia contra la marca se hizo en marzo de 2010.

La Fundación Alameda en ese momento recibió el testimonio de Osvaldo Martín García. Éste había sido despedido de un taller clandestino en Villa Crespo que produce para varias marcas, entre las cuales se encuentra Awada. Con la bronca de haber sido echado por reclamar un aumento salarial, García denunció de qué manera trabajó durante seis años. “Awada hace remeras de niños manga corta y larga, se plancha y guarda. Mil quinientas prendas, y ganaba 40 pesos por día. Durante seis años estuve en negro. Han ido inspectores a los que no se los dejaba entrar o bien terminaban arreglando con el tallerista (el encargado), nunca llegaban al fondo del taller. Ahí no hay aire, no tenemos ventilador, no hay una mesa para poder comer. No tenemos un baño como la gente. En el verano es insoportable. Si afuera hace 35 grados, adentro parecen 60. Así tenemos que aguantar la calor.”

El testimonio del costurero despedido ante La Alameda aún puede verse en un video. Ese material además incluye lo grabado por una cámara oculta dentro del taller esclavo de la calle Virasoro 1638, que muestra unas cuantas imágenes de las etiquetas de la marca Awada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario