jueves, 19 de junio de 2014

Entre los buitres y yo hay algo personal; por Norma Graciela Chiapparrone

Los Buitres y nosotras las Mujeres, por Norma Graciela Chiapparrone.

No voy a hablar de los aspectos técnicos y jurídicos de la decisión del Juez Griesa, sino que a partir del origen y fin del proceso judicial que lleva adelante ese magistrado de los Estados Unidos, intentaré reflexionar sobre cómo su sentencia nos afecta a nosotras las mujeres.

Ese proceso judicial es la expresión más clara del neoliberalismo, es la versión más rancia del orden mundial regido por los capitales sin nacionalidad ni naciones que los representen.

Es la peor muestra del capitalismo en su fase más agresiva, aunque no la única, que sin importar las consecuencias que conlleva, pretende lo único que los moviliza, la única bandera y el único símbolo que los identifica: la riqueza como un fin en sí mismo.

Cumplir la sentencia importaría probablemente caer en default, es decir en una suspensión de pagos generalizada, situación que Argentina ha venido trabajosamente procurando evitar, y antes bien, revertir. Nuestro país viene cumpliendo con las deudas contraídas en el pasado ofreciendo diversas alternativas que en su gran mayoría fueron aceptadas por los acreedores.

El capital financiero sin nación ni nacionalidad, es la peor expresión de la expoliación contra la humanidad, en términos económicos o de políticas económicas. No hay derecho humanitario alguno que respeten o al que se sometan. Son los hacedores del hambre, la pobreza, la escasez de alimento, la falta de agua, las enfermedades y epidemias, la ausencia de educación para los niños y niñas, y además son los responsables de las guerras, el narcotráfico, la venta de armas, el tráfico de personas y la violencia en todas sus formas contra las mujeres.

La globalización y la internacionalización del capital van de la mano, y sus consecuencias son todas las miserias y degradaciones que todos los países del mundo deben soportar, y más, mucho más las mujeres.

Por eso, necesitamos un nuevo orden mundial, una redefinición del vivir bien, respetando los derechos de todas las personas y de todos los gobiernos. Así como hemos alcanzado una universalidad de la justicia –con sus logros y dificultades-, también necesitamos una universalidad de la economía, sus reglas, sus procesos, y especialmente cuando se judicializan los conflictos o reclamos de ese tenor.

La usura internacional y sus personeros representan la negación del humanismo, del derecho de gentes, del avance en la observancia de los derechos humanos en general, pero más aún, simbolizan la letalidad de un sistema mundial que todavía necesita los antígenos necesarios para combatirla.

Porque lo que está en juego no es sólo la economía y las finanzas de Argentina, hoy alcanzada por una decisión judicial a favor de los fondos buitres. Lo que está en juego es la supervivencia de las millones de personas que habitan nuestro planeta, y especialmente de las mujeres que son más del 50% de ese universo.

Porque cuando hay menos recursos, las mujeres cobramos menos salarios, somos expulsadas del trabajo formal, recibimos menos atención sanitaria, nuestros hijos dejan de ir a la escuela, faltan vacunas y se propagan enfermedades sin control, somos vendidas en el mercado como cosas, prostituidas  somos violadas en las guerras, somos vejadas, explotadas, y nuestros cuerpos escarnecidos, debemos parir cuando necesitan más brazos para el expolio, para buscar el agua, para cultivar la tierra, para en definitiva sostener al liberalismo patriarcal, misógino y depredador.

Por todo ello, las mujeres somos el manjar de los fondos buitres. Ellos saben, que antes o después, las mujeres estaremos ahí produciendo y reproduciendo para el sistema más macho de todos, el capitalismo, a pesar de nuestros dolores y nuestras heridas.

Es ahora, cuando las mujeres debemos entender y reconocer nuestra importancia, nuestro valor, y nuestras potencialidades. Este es nuestro siglo, debemos luchar para cambiar este sistema, debemos afrontar y asumir nuestro rol protagónico, debemos unirnos, de nación a nación, de continente a continente, y hacer oír nuestra voz.

Es el tiempo de las mujeres, y sin hacer concesiones. Vienen a por nosotras; dejémosle saber que no pasarán. La revolución será feminista o no será.

Por Norma Graciela Chiapparrone (Norma es abogada, feminista, Secretaria General de la Federación Internacional de Mujeres de Carreras Jurídicas)Twitter: @NChiapparrone - Facebook: http://tinyurl.com/otg643w


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