El debate político económico se volvió demasiado previsible. No importa lo que el oficialismo anuncie, por bueno que sea, seguramente lo oposición se atribuirá la iniciativa, dirá que lo propuso antes, o afirmará que no es suficiente. Para que la previsibilidad no nuble el entendimiento, conviene poner los números en perspectiva. Los anuncios de ayer de la Presidenta fueron dos. Un aumento del 16,9% a los jubilados y una suba del 22,2% en la Asignación Universal por Hijo (A.U.H.)
* Respecto de la recomposición de la AUH, este mes circuló un informe de la consultora especializada SEL, que dirige el economista Ernesto Kritz, de orientación neoliberal, que indicaba que, al mes de junio y desde que comenzó a pagarse el pasado noviembre, la AUH se desvalorizó el 21,1%. La cifra surge no de la medición del Indice de Precios al Consumidor del Indec, sino de una canasta de precios “medida en forma independiente”. Las mediciones privadas alternativas no tienen mayores pergaminos de credibilidad y rigurosidad estadística que las del Indec, pero bueno... La conclusión, no obstante, es clara: aun basándose en las mediciones de precios que registran aumentos más altos, la actual administración evitó que la AUH, un instrumento que se mostró sumamente potente para reducir la indigencia y, en menor medida, la pobreza, pierda poder adquisitivo. En el más desfavorable de los casos, el aumento de ayer pone la situación a cero, es decir; recupera el 100% de la pérdida de poder adquisitivo sufrida desde su implementación. Vale recordar que la AUH llega 3,8 millones de niños.
* Respecto de la suba en las jubilaciones, en marzo pasado se otorgó un aumento del 8,21%, al que ahora se agrega el de 16,9%, lo que acumula una suba del 26,49% en lo que va del año. Las canastas alimentarias aumentaron su valor en el primer semestre del año cerca del 20%, con lo que la mejora otorgada recuperará el poder adquisitivo.
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