lunes, 25 de abril de 2011
La matrícula de las universidades nacionales recientemente creadas en el conurbano bonaerense, creció un 13%.
El 50% de los estudiantes inscriptos trabaja; sólo el 5% tiene padres que hicieron algún estudio universitario y el 40% vive en calles de tierra.
Las universidades nacionales recientemente creadas en el conurbano bonaerense "tienen sentido y sostenibilidad" porque responden a la necesidad de "muchos estudiantes que son la primera generación de universitarios en sus familias y que de no haber tenido esta posibilidad no hubieran seguido estudiando", dijo el ministro de Educación de la Nación, Alberto Sileoni.
"Muchos de los 3.000 alumnos que se anotaron en la universidad de Florencio Varela, una de las más nuevas, probablemente no lo hubieran hecho en otra universidad. No son alumnos que se les saca a la UBA o a La Plata", explicó a Télam Sileoni.
En esa universidad, señaló, "el 50% de los estudiantes inscriptos trabaja; sólo el 5% tiene padres que hicieron algún estudio universitario y el 40% vive en calles de tierra".
Desde 2003 a la fecha se crearon nueve universidades, cinco de las cuales están ubicadas en el conurbano bonaerense (Avellaneda, Moreno, Merlo, Florencio Varela y José C. Paz) y cuatro, en las provincias de Río Negro, Tierra del Fuego, Chaco y San Luis.
La importancia de esta expansión se refleja en la cantidad de estudiantes: la matrícula de las que están ubicadas en el conurbano bonaerense creció un 13%, mientras que las universidades tradicionales solo incrementaron un 2% sus inscripciones.
El conurbano ya tenía universidades en La Matanza (con más de 70 mil alumnos), Lanús, Quilmes, General Sarmiento, San Martín y Tres de Febrero, algunas con casi 20 años de vida, "y en ese proceso han aprendido las dificultades que hay que afrontar", dijo a Télam Sergio Caletti, decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA.
"Han aprendido lo que hay tener en cuenta para poner en pie una universidad, una decisión muy compleja que no implica sólo la voluntad de crearla", dijo Caletti, quien calificó como "positiva la descentralización universitaria en un mapa que estaba altamente concentrado".
Por ese motivo, "es bueno que esas universidades les saquen alumnos a la UBA. Es importante generar polos de inversión universitaria que puedan vincularse a necesidades locales o regionales, cosa que en muchos casos la UBA no está en condiciones de hacer", dijo el sociólogo.
"Poner en pie una universidad significa contar con una masa crítica de docentes e investigadores suficientes para sostener la existencia de la institución", explicó Caletti, y consideró que "ese es uno de los desafíos a tener en cuenta".
En tanto, el secretario de Políticas Universitarias, Alberto Dibbern, señaló a Télam que "la educación superior no es competitiva: es un bien público, y los que van a la universidad no son clientes, son estudiantes. Por lo tanto, no hay que discutir su expansión sino la pertinencia y la calidad de esas nuevas propuestas".
Por caso, en el Gran Buenos Aires, "las distancias y las dificultades de traslado son elementos que juegan a la hora de evaluar los proyectos institucionales", ejemplificó el funcionario.
"Los países en expansión han creado universidades", dijo Dibbern y mencionó a Brasil, donde el ex presidente Lula Da Silva creó 30 universidades durante su gestión, mientras que Chile, Colombia y Paraguay también tuvieron políticas de expansión de la educación superior.
"La discusión sobre la expansión universitaria es del siglo pasado", sostuvo Dibbern, al tiempo que aclaró que la creación de una universidad nacional comienza en el Congreso con una ley y sigue con un largo y complejo proceso de evaluación del proyecto institucional, a cargo de la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CONEAU).
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