La ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, sostuvo en una columna de opinión que "debemos seguir derribando barreras para que la letra de los derechos se haga efectiva en el hombre y la mujer argentina de carne y hueso". Y agregó: "Es imposible avanzar sin tocar algunos intereses".
En una columna de opinión publicada hoy en el diario Tiempo Argentino, asimismo, reivindicó las políticas sociales que lleva adelante el Gobierno Nacional como parte del proyecto iniciado en 2003, al destacar la transformación para elevar la calidad de vida que se produjo en esta década.
Para la ministra, "quizá lo más importante es que desde 2003 se empezó a hablar de derechos, de respeto, de que el corazón de la acción política deben ser la persona y la familia, y no lo financiero".
"En ese marco, los jóvenes levantaron desde el principio la bandera de este proyecto nacional y popular y junto a miles de argentinos y argentinas, que habían sido abandonados a su suerte, se convirtieron en el motor de la profundización de ese modelo", resaltó.
El texto completo es el siguiente:
Parece increíble que cada tanto, y sobre todo para ciertos actores que responden a los monopolios, tengamos que recordar a esa Argentina volátil y a ese pasado cercano que eclosionó en 2001-2002 y condenó al hambre, la miseria y la exclusión a miles de compatriotas.
¡Cuánto se transformó para elevar la calidad de vida de nuestros pueblos en esta década! Y quizá lo más importante es que desde 2003 se empezó a hablar de derechos, de respeto, de que el corazón de la acción política deben ser la persona y la familia, y no lo financiero. En este marco, los jóvenes levantaron desde el principio la bandera de este proyecto Nacional y Popular y junto a miles de argentinos y argentinas, que habían sido abandonados a su suerte, se convirtieron en el motor de la profundización de este modelo.
Y gracias a esa fuerza que da la legitimidad popular las cosas cambiaron. Se hicieron miles de obras, tantas que –como dice nuestra presidenta Cristina Fernández– no tenemos tiempo de inaugurarlas. Construimos escuelas, hospitales y viviendas; y no porque sí: lo hacemos con sentido social, desde una mirada integral y articulada de las políticas públicas. Porque el acceso a la educación, la salud y la vivienda son derechos.
En 2003 había 3 millones de jubilados y pensionados; hoy superamos los 7 millones, con la recuperación, por parte del Estado, de las AFJP. Es decir que 4 millones de adultos mayores no tenían acceso a un derecho; seguramente debían ser sostenidos por familiares, amigos o vecinos. Hoy tienen una obra social y un ingreso económico. Pero como no nos conformamos ni nos quedamos de brazos cruzados, el 14 de mayo nuestra presidenta subió la apuesta una vez más. El monto de las asignaciones familiares, la Asignación Universal por Hijo y por Embarazo subió un 40 por ciento.
Y que les quede claro a los demócratas de papel y a esos que intentan deslegitimar con mensajes apocalípticos cualquier medida que se tome desde el Poder Ejecutivo, que estas iniciativas de protección social garantizadas por el Estado argentino son consideradas las más expansivas y elevadas de la región. Los que detestan lo público y estigmatizan a los que menos tienen, lo hacen con una intencionalidad hasta autodestructiva; porque la universalización de las asignaciones por hijo, las jubilaciones y las pensiones (contributivas y no contributivas), entre otros derechos, también los benefician de manera indirecta a ellos, pues en cada pueblo o en cada lugar contribuyen al desarrollo de la economía local y con ello a la generación de puestos de trabajo, y el trabajo genera riqueza.
Trabajamos por una Argentina que nos incluya a todos, avanzamos, seguimos fortaleciendo a las instituciones y a nuestros corazones, que son los que hablan, los que dicen, los que apasionan, los que construyen a pesar de tantas dificultades y problemas y tantos escollos gratuitos pero con una política social en permanente movimiento. Es imposible avanzar en el camino hacia la igualdad sin tocar algunos intereses. Y no se puede solamente desde un cargo público: la igualdad se construye desde el territorio con todos los sectores sociales, aunque eso sí, con responsabilidad; y no como hacen algunos, viajando al exterior a reunirse con sus empleadores, las corporaciones, para recibir el libreto con que escribirán ciertos medios u otras instrucciones con las que pretenden volver a ponernos de rodillas.
Debemos seguir derribando barreras, pues somos parte de un proyecto político con fuertes convicciones ideológicas, comprometido socialmente, que trabaja activamente para que la letra de los derechos se haga efectiva en el hombre y la mujer argentina de carne y hueso.
Las políticas sociales son parte de una política pública mayor, que es la que lidera nuestra presidenta. Lo que no debemos dejar es que nos quiten la autoestima porque como decía Evita: "No hay fuerza capaz de doblegar a un pueblo que tiene conciencia de sus derechos."
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