Si Néstor Kirchner descolgó al cuadro de Videla del Colegio Militar y entregó la ESMA a las víctimas del terrorismo de Estado, reparando así de modo simbólico las heridas del pasado, Cristina Kirchner pasará a la Historia como la presidenta que logró lo que nadie había siquiera intentado en todos estos años, ni aun su marido: subordinar a un gigante corporativo del porte de la empresa de Héctor Magnetto a las leyes de la democracia.
Su discurso de 75 minutos en la Casa Rosada, por cadena nacional, denunciando los crímenes de lesa humanidad cometidos en el despojo de Papel Prensa a la familia Graiver, es un gesto democrático inmenso, de un valor que probablemente no redunde en votos para la coyuntura. Pero que vuelve a poner las cosas en su lugar, en un país que se había acostumbrado durante décadas al desorden donde los que ganan y deciden son los dueños habituales del poder y del dinero.
La nueva Ley de Medios y el informe sobre Papel Prensa son un paso enorme hacia el pluralismo informativo”.
(Roberto Caballero)

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