miércoles, 25 de agosto de 2010

Por primera vez, el Estado le pone un límite a la empresa oligopólica que no reconoce otra legalidad que la suya propia.

“Por primera vez desde el regreso de la democracia, el Estado le pone un límite a la empresa oligopólica que no reconoce otra legalidad que la suya propia. A la empresa oligopólica que mantuvo de rehenes al resto de los medios, pequeños y medianos, y a la clase política en general, durante todos estos años. Por primera vez desde el regreso de la democracia, el Estado le pone un límite al Grupo Clarín.

Si Néstor Kirchner descolgó al cuadro de Videla del Colegio Militar y entregó la ESMA a las víctimas del terrorismo de Estado, reparando así de modo simbólico las heridas del pasado, Cristina Kirchner pasará a la Historia como la presidenta que logró lo que nadie había siquiera intentado en todos estos años, ni aun su marido: subordinar a un gigante corporativo del porte de la empresa de Héctor Magnetto a las leyes de la democracia.

Su discurso de 75 minutos en la Casa Rosada, por cadena nacional, denunciando los crímenes de lesa humanidad cometidos en el despojo de Papel Prensa a la familia Graiver, es un gesto democrático inmenso, de un valor que probablemente no redunde en votos para la coyuntura. Pero que vuelve a poner las cosas en su lugar, en un país que se había acostumbrado durante décadas al desorden donde los que ganan y deciden son los dueños habituales del poder y del dinero.

La nueva Ley de Medios y el informe sobre Papel Prensa son un paso enorme hacia el pluralismo informativo”.



(Roberto Caballero)

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