sábado, 21 de agosto de 2010

Testimonio de la Asignación Universal

Esta es una anécdota real que le pasó a mi mamá. Ella se la cuenta a todo el mundo, y me gustaría compartirla con ustedes porque son estas las cosas que hacen a la realidad que nos toca vivir todos los días.

Mamá es docente de la Provincia de Buenos Aires. Durante la crisis del 2001 vio cosas indescriptibles como chicos con dos zapatillas izquierdas porque no podían comprar un par completo, aulas desiertas con chicos que iban a comer nada más, un nivel de calidad educativa pésimo por la desnutrición y una escuela que cumplía roles que no le correspondían. Hoy esos chicos tienen desde hace quince días sus netbooks personales.

Este jueves mamá estaba hablando con unas alumnas de un numeroso curso de 65 alumnos. Estas dos chicas trabajan, van al colegio todos los días y a su vez hacen el curso de ingreso a la Unviersidad de La Matanza, una para periodismo y la otra para abogacía. Muchas veces, los docentes no indagan sobre las vidas de los alumnos porque son inimaginables, pero hablando de los logros del gobierno, mamá destacó las jubilaciones. Las chicas le dijeron que gracias a Néstor y Cristina, sus abuelas, que habían trabajado de empleadas domésticas en negro toda la vida, ahora podían tener jubilación todos los meses. Pero esto tampoco termina acá.

Cuando Cristina dio la Asignación Universal por Hijo, la familia de la alumna que estudia abogacía cobró, al igual que 3.700.000 familias más, el retroactiva. Acá viene la verdadera anécdota:

Con el retroactivo, la familia de la chica decidió comprar un termotanque. Toda la vida habían tenido un calefón eléctrico chiquitito que les alcanzaba para una o dos horas de agua tibia para lavar los platos, y ahora gracias al gobierno y la plata que, según el Senador Sanz, gastan en "juego y drogas", se compraron el termotanque:

"¿Sabe ustes profesora? Nostros, en mi casa, durante todos estos años nos bañábamos con agua fría. Lavábamos con ollas de agua caliente. Hoy, yo no tengo palabras para explicarle lo que siento al darme una ducha con agua caliente en pleno invierno. Ahora ya no se nos lastiman más las manos de lavar los platos. El agua caliente nos dejó sentir calor en el cuerpo en invierno".

Muchas veces nos imaginamos lo impresionante de los alcances de la Asginación, pero pocas veces podemos verlos. Mamá vive día a día con "los chicos de la Asginación", y creo que son estos los relatos que hacen al día a día y nos ayudan a encausar la lucha y saber qué y por qué defendemos este modelo.

Obviamente mi mamá se emocionó muchísimo, pero esta vez a diferencia del 2001, cuando se puso a llorar por la anécdota no lloró por impotencia, lloró de emoción, porque una familia había recuperado la dignidad.



Un abrazo gigante a todos y espero que esta historia simple pero real los haya emocionado y conmovido tanto como a mi!


(por David Bono)

1 comentario:

  1. Me llego un monton y con su permiso la voy a repostear en mi blog. Por supuesto que citando la fuente.
    Saludos

    ResponderEliminar