Los datos fríos de las estadísticas son lapidarios: este año, el Congreso sancionó apenas 64 leyes, el registro más bajo desde 1987 y muy lejos de las más de 100 que aprobaron las sucesivas camadas de legisladores desde la restitución de la democracia.
El jefe del radicalismo, el senador Ernesto Sanz, es categórico a la hora de hacer un balance legislativo de este año. "El balance es suma cero", asestó.
También crítico, el diputado Claudio Lozano (Proyecto Sur) sostuvo que el error de la oposición fue exhibirse como un "todo homogéneo" en el Congreso, alentando expectativas desmedidas en la sociedad.
El nuevo jefe de bloque de diputados radicales, Ricardo Gil Lavedra, asiente en esta línea de análisis al hacer un balance del año legislativo: "La oposición estaba tan dividida en diferentes fuerzas políticas, fruto de la voluntad popular, que era muy difícil aunar esfuerzos, agravado por los personalismos y los patéticos intentos de diferenciarse. Resultado: un desencanto por las altas expectativas y cierta frustración republicana".
Para la líder de GEN, Margarita Stolbizer, "como oposición construimos una fantasía de una unidad que no era tal. Aún así pudimos sesionar, aunque ahora se están sincerando nuestras diferencias".
En síntesis, después del recambio legislativo que le quitó al oficialismo el predominio en ambas cámaras, la oposición fue un fiasco, un chasco, un verdadero fracaso.
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