La medida ocurrió un día siguiente del desalojo en Villa Soldati y pocas horas después de que el gobierno porteño volviera a repetir que “el operativo fue un éxito”. Sin embargo, desde ayer por la mañana, el terreno que trataron de liberar con el uso de la fuerza pública, comenzó a probar que la crisis habitacional porteña es mucho peor de lo imaginado y que su expansión puede multiplicarse, si la comuna sigue insistiendo con hacer desalojos mediáticos en nombre de la doctrina macrista que dice que “el espacio público es innegociable”.
Antes de las 20, el PRO buscó una negociación para evitar la comparecencia ante la justicia.
Los vecinos exigieron frenar la represión, y la provisión de agua, alimentos y puestos sanitarios, pero todo fracasó cuando un grupo de punteros del macrismo entró a la reunión.
Fuentes judiciales señalan que el grupo que irrumpió en la reunión sería el mismo que el lunes atacó el obrador que está cerca del predio ocupado, en el barrio Los Piletones. Los muchachos tendrían relación con Cristian Ritondo, presidente del bloque PRO en la Legislatura y cercano a varios comisarios de la Federal. Entre ellos estarían los jefes del operativo, separados ayer por el ministro de Justicia Julio Alak.


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