Con un acto con estética norteamericana y una puesta en escena en la onda pastor evangélico, Eduardo Duhalde presentó su candidatura presidencial en Costa Salguero ante 5000 personas.
Duhalde descartó el habitual atril y se calzó un micrófono de oreja, como si fuera un conductor televisivo.
La novedad le permitía ir desplazándose por el escenario mientras hablaba y acompañar sus afirmaciones con ampulosos gestos con las manos. Si a esto se le agrega que su tono era un poco más alto que el que acostumbra, da una idea de lo poco natural que se lo veía ayer sobre el escenario.
Indudablemente, había recibido algunos consejos de algún asesor de imagen que “aggiornó” la estética de sus actos.
Duhalde habló unos 40 minutos y fue el único orador del acto. Sobre el escenario sólo se mostró rodeado de los hijos de los secretarios de las 62 Organizaciones Peronistas.
Los menos jóvenes estaban en las primeras filas. Allí se veía, obviamente, a su esposa, la senadora Hilda “Chiche” Duhalde, Luis Barrionuevo, Martín Redrado, Cristian Ritondo, el rabino Sergio Bergman, Ramón Puerta, Abel Posse y Miguel Angel Toma.
Duhalde se lanzó por el espacio del Peronismo Federal, en el que hoy no se sabe bien quién participa porque el senador Carlos Reutemann se corrió, mientras que el gobernador de Chubut, Mario Das Neves, y el diputado Felipe Solá –que también ambicionan llegar a la Casa Rosada– mostraron sus diferencias con el sector.
No dedicó, ni una palabra, a la manifestación en su contra que, en ese momento, le dedicaban, en la puerta del complejo, unos cien manifestantes del Frente Darío Santillán, que lo acusan por la represión del 26 de junio de 2002, en Avellaneda, en la que murieron Maximiliano Kosteki y Darío Santillán.
El padre de Darío, Alberto Santillán, dijo que a Duhalde “hay que señalarlo por lo que es y seguirá siendo: un asesino de inocentes”, y pidió "no olvidar que Duhalde es un asesino."
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