Cifra que en las casas de altos estudios creadas recientemente asciende a un
90%, ségun fuentes universitarias. Para el ciclo 2013 hay más de 67.500
inscriptos en las universidades nacionales del Gran Buenos Aires.
"Las universidades creadas estos últimos años, sumadas a las que ya estaban, dan
respuesta a la necesidad de los habitantes de las localidades del Conurbano que,
de otra manera, no habrían podido estudiar", explicó Martín Gill,
secretario de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación de la
Nación.
Con más de 67.500 inscriptos para el ciclo 2013, las doce universidades nacionales diseminadas por los diferentes partidos del Gran Buenos Aires tienen una matrícula creciente cada año, desarrollan diferentes estrategias tendientes a la inclusión y cuentan con una fuerte impronta del territorio.
"Estamos asistiendo a un cambio revolucionario en materia de distribución de universidades en todo el país, ya que si bien en Argentina la educación es gratuita, históricamente no todos podían llegar", destacó Gill.
En este contexto, el funcionario mencionó la creación de casas de altos estudios en diferentes provincias como Chaco, Río Negro, San Luis y Tierra del Fuego.
En la provincia de Buenos Aires, más específicamente en el denominado Conurbano bonaerense, en estos últimos cuatro años se crearon cinco universidades nacionales: la Arturo Jauretche, en Florencio Varela; la del Oeste, en Merlo; la de José C. Paz; la de Avellaneda y la de Moreno.
Estas casas de altos estudios se suman a las ya existentes de Lomas de Zamora, La Matanza, Quilmes, Tres de Febrero, Lanús, San Martín y la Universidad Sarmiento, de Los Polvorines.
El espíritu "inclusivo" de las universidades no se reduce a su proximidad, sino que implica otra forma de comprender a la institución que se traduce con acciones como políticas de becas, guarderías para los niños de las estudiantes, comedores, micros gratuitos que llegan hasta los campus, tutorías, apoyo para las tareas administrativas, flexibilidad de horarios, entre otras.
"También es fundamental la forma en la que se trata a los alumnos, lo que requiere el compromiso de los docentes en trabajar por la no deserción y brindar un apoyo al estudiante para que pueda alcanzar los niveles", dijo el rector de la Universidad Jauretche, Ernesto Fernando Villanueva.
"El trabajo para la nivelación de los estudiantes es central porque no se trata de hacer una universidad de pobres, sino de calidad, eso es inclusión. Nuestros docentes son excelentes profesionales, por ejemplo, muchos de ellos han venido de hacer maestrías internacionales", afirmó el rector.
Mientras que en "la Jauretche", que nació en 2011, el 90% de los estudiantes son primera generación de universitarios, en la Universidad de San Martín (UNSAM) esta cifra desciende en la actualidad a 75%, lo que constituye un proceso natural ya que esta última cumplirá en junio 21 años.
"Es difícil evaluar el impacto de nuestra institución en la sociedad de Florencio Varela porque tenemos poco tiempo de vida, sin embargo, muchos vecinos e incluso estudiantes nos dicen que `esta es otra localidad` desde que se construyó el Hospital El Cruce y la universidad", apuntó Villanueva.
En la UNSAM, con más de dos décadas de vida los resultados están a la vista: de 372 alumnos que cursaban 7 carreras en 1994, la casa de altos estudios pasó a este año a tener 14.845 estudiantes en sus 116 carreras de grado, posgrado y diplomaturas.
Pero más allá de la cantidad de estudiantes, la institución es hoy referente en algunas especialidades de punta como la Biotecnología.
De hecho fueron investigadores de la UNSAM junto al INTA los que clonaron la primera vaca del mundo que produce leche con proteínas propias del ser humano.
Otra característica del perfil de estas universidades es la oferta de carreras acordes a la demanda laboral y con contenidos innovadores, apartándose de la tradicional grilla de arquitectos o abogados, y propiendo tecnicaturas o licenciaturas, por ejemplo, en diferentes tipo de ingenierías.
Las universidades también buscan la articulación con las empresas instaladas de la zona, no sólo para facilitar la inserción laboral sino para intercambiar experiencias y obtener información sobre las necesidades de profesionales que existen.
"Además buscamos que los egresados tengan un perfil social determinado, no queremos formar tecnócratas, sino profesionales comprometidos con la realidad, y para eso tenemos, por ejemplo, programas de voluntariado en los que vinculamos a los estudiantes con organizaciones de la sociedad civil", expresó Gill.
"Nosotros decimos que la concepción tradicional de la universidad es que monologa con la sociedad, estas casas de altos estudios con fuerte impronta territorial lo que hacen es dialogar con las comunidades en las que funcionan", subrayó.
Con más de 67.500 inscriptos para el ciclo 2013, las doce universidades nacionales diseminadas por los diferentes partidos del Gran Buenos Aires tienen una matrícula creciente cada año, desarrollan diferentes estrategias tendientes a la inclusión y cuentan con una fuerte impronta del territorio.
"Estamos asistiendo a un cambio revolucionario en materia de distribución de universidades en todo el país, ya que si bien en Argentina la educación es gratuita, históricamente no todos podían llegar", destacó Gill.
En este contexto, el funcionario mencionó la creación de casas de altos estudios en diferentes provincias como Chaco, Río Negro, San Luis y Tierra del Fuego.
En la provincia de Buenos Aires, más específicamente en el denominado Conurbano bonaerense, en estos últimos cuatro años se crearon cinco universidades nacionales: la Arturo Jauretche, en Florencio Varela; la del Oeste, en Merlo; la de José C. Paz; la de Avellaneda y la de Moreno.
Estas casas de altos estudios se suman a las ya existentes de Lomas de Zamora, La Matanza, Quilmes, Tres de Febrero, Lanús, San Martín y la Universidad Sarmiento, de Los Polvorines.
El espíritu "inclusivo" de las universidades no se reduce a su proximidad, sino que implica otra forma de comprender a la institución que se traduce con acciones como políticas de becas, guarderías para los niños de las estudiantes, comedores, micros gratuitos que llegan hasta los campus, tutorías, apoyo para las tareas administrativas, flexibilidad de horarios, entre otras.
"También es fundamental la forma en la que se trata a los alumnos, lo que requiere el compromiso de los docentes en trabajar por la no deserción y brindar un apoyo al estudiante para que pueda alcanzar los niveles", dijo el rector de la Universidad Jauretche, Ernesto Fernando Villanueva.
"El trabajo para la nivelación de los estudiantes es central porque no se trata de hacer una universidad de pobres, sino de calidad, eso es inclusión. Nuestros docentes son excelentes profesionales, por ejemplo, muchos de ellos han venido de hacer maestrías internacionales", afirmó el rector.
Mientras que en "la Jauretche", que nació en 2011, el 90% de los estudiantes son primera generación de universitarios, en la Universidad de San Martín (UNSAM) esta cifra desciende en la actualidad a 75%, lo que constituye un proceso natural ya que esta última cumplirá en junio 21 años.
"Es difícil evaluar el impacto de nuestra institución en la sociedad de Florencio Varela porque tenemos poco tiempo de vida, sin embargo, muchos vecinos e incluso estudiantes nos dicen que `esta es otra localidad` desde que se construyó el Hospital El Cruce y la universidad", apuntó Villanueva.
En la UNSAM, con más de dos décadas de vida los resultados están a la vista: de 372 alumnos que cursaban 7 carreras en 1994, la casa de altos estudios pasó a este año a tener 14.845 estudiantes en sus 116 carreras de grado, posgrado y diplomaturas.
Pero más allá de la cantidad de estudiantes, la institución es hoy referente en algunas especialidades de punta como la Biotecnología.
De hecho fueron investigadores de la UNSAM junto al INTA los que clonaron la primera vaca del mundo que produce leche con proteínas propias del ser humano.
Otra característica del perfil de estas universidades es la oferta de carreras acordes a la demanda laboral y con contenidos innovadores, apartándose de la tradicional grilla de arquitectos o abogados, y propiendo tecnicaturas o licenciaturas, por ejemplo, en diferentes tipo de ingenierías.
Las universidades también buscan la articulación con las empresas instaladas de la zona, no sólo para facilitar la inserción laboral sino para intercambiar experiencias y obtener información sobre las necesidades de profesionales que existen.
"Además buscamos que los egresados tengan un perfil social determinado, no queremos formar tecnócratas, sino profesionales comprometidos con la realidad, y para eso tenemos, por ejemplo, programas de voluntariado en los que vinculamos a los estudiantes con organizaciones de la sociedad civil", expresó Gill.
"Nosotros decimos que la concepción tradicional de la universidad es que monologa con la sociedad, estas casas de altos estudios con fuerte impronta territorial lo que hacen es dialogar con las comunidades en las que funcionan", subrayó.
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