Cuando controlaba la Aduana para Eduardo Duhalde, Das Neves tuvo un encontronazo con el embajador estadounidense por el destino de una donación para un hospital argentino.
En marzo de 2002 el corresponsal del diario estadounidense The Washington Post, Anthony Faiola, escribió una extensa crónica sobre chicos desnutridos en Tucumán. El artículo conmovió a un grupo de lectores que se conectaron por e-mail y decidieron organizarse para mandar un cargamento de comida, ropa, medicamentos y equipamiento para el hospital de Santa Ana, en la zona más afectada.
El cargamento estuvo demorado seis semanas en la Aduana, en medio de rumores de un posible desvío hacia el Ministerio de Desarrollo Social, cuyos programas asistencialistas en el conurbano bonaerense eran conducidos por Hilda “Chiche” González de Duhalde, entonces titular de la cartera.
Cuando Faiola llamó para quejarse, Das Neves, que era el director nacional de Aduanas de Eduardo Duhalde, lo citó en su despacho. Lo recibió con una cámara sorpresa de Telenoche y lo acusó de mandar “basura” a la Argentina. Y aseguró que “casi todo” el cargamento estaba en mal estado.
Después llevó las cámaras para filmar el contenedor, donde junto a lo enviado desde Estados Unidos podían verse una camilla ensangrentada, mamaderas sucias y ropa con excrementos que, según Das Neves, “no se sabe si fue usada por cadáveres”. Das Neves completó su estrategia declarando que Faiola era “loco”, “mentiroso” e “irresponsable”. “Se hubieran acordado antes de nosotros”, dijo.
Lamentablemente para Das Neves, los donantes habían filmado, fotografiado, relevado y notarizado las compras, el embalaje que se hizo en el garaje de uno de los donantes, la subida al camión y hasta la operación de cierre del container. Todo matizado con imágenes de donantes con sus chicos en brazos, al borde del llanto, mandando saludos a sus amigos tucumanos. Habían guardado los recibos del almacén donde habían comprado la comida y del negocio donde habían adquirido tres camillas nuevas. Habían contactado a la embajada argentina para pedir ayuda, y la delegación mandó a una funcionaria a la ceremonia del embalaje como señal de apoyo y agradecimiento. Además, los donantes habían tomado contacto con los médicos de Santa Ana para preguntarles por sus necesidades y hacer un seguimiento del cargamento, y ya eran casi amigos.
Se publicó entonces, esa información en el diario La Nación, con fotos, imágenes de video, cartas, acta de escribanía, permiso de importación y recibos de compra, más los testimonios de los donantes, la funcionaria de la embajada argentina, el almacenero de Washington que vendió la comida y los médicos tucumanos.
El embajador James Walsh pidió entonces una audiencia urgente en la Casa Rosada y fue recibido por quien era jefe de Gabinete, el actual diputado Alfredo Atanasof. “Esta clase de incidentes dificulta mi tarea de ayudar a la Argentina a conseguir otro tipo de ayuda”, dijo el diplomático. Exigió y obtuvo permiso inmediato de la Aduana para que personal de la embajada inspeccionase el cargamento. Mientras tanto, funcionarios de la embajada en teleconferencia con los donantes estudiaban el video de Telenoche para identificar el material supuestamente plantado para que los inspectores de la embajada lo pudiesen separar de lo que ellos habían mandado.
Rápido de reflejos, Duhalde dijo que “el noventa por ciento” del cargamento estaba en buen estado y mandó a Das Neves a callarse la boca. El embajador se permitió corregir a Duhalde, aclarando que “todo” el cargamento había sido enviado en buen estado. Menos de una semana más tarde las donaciones llegaron a destino, los médicos tucumanos agradecieron por las radios y el incidente diplomático se dio por cerrado. “No puede ser que Das Neves arme este quilombo por un pantalón sucio”, fue la frase expresada muy cerca del despacho presidencial.
La historia fue pública.
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