viernes, 18 de marzo de 2011

"Inseguridad": La pelea es larga, pero Garré viene ganando.

No es fácil ponerle proa a una reforma en serio de la Policía Federal. Descabezar la cúpula, quitarle la hegemonía del control de la calle, arrebatarle los negocios y mover la estantería de las 53 comisarías porteñas. Una tarea que requiere pulso firme y decisión política.

En el barrio diríamos "hay que tener huevos para tocarle el culo a la Federal". Nilda Garré asumió el ministerio de Seguridad con la clara intención de no pasar desapercibida. Los que la conocen saben que desde hace muchos años su obsesión es pasar a la historia participando de un proceso político transformador de la realidad argentina.

Y esta semana dió un nuevo paso en la transformación de una de las áreas más importantes que tiene a su cargo cuando ordenó el desplazamiento y pase a disponibilidad de Hugo Lompizano, superintendente de Seguridad Metropolitana de la Federal.


Hasta este miércoles, Lompizano era la cabeza del comisariato, una estructura de poder que viene controlando una caja negra de 5000 millones de pesos anuales, provenientes de la recaudación ilegal del juego, la prostitución, la droga y la protección de toda actividad delictiva.


Pero además, durante el asesinato del militante del Partido Obrero Mariano Ferreyra, ocurrido el pasado 20 de octubre, Lompizano se desempeñaba al frente de la Dirección de Operaciones, desde donde se controló el video policial al que le faltaron nueve minutos de exposición, precisamente los minutos cruciales en los que se retiran los patrulleros federales y Ferreyra fue baleado.

El fiscal Fernando Fiszer que investiga el homicidio acusa a los federales de haber “facilitado los medios para alcanzar la impunidad sobre el hecho, permitiendo que los autores huyan”.


No es la única mancha que ostentaba el jefe policial desplazado por la ministra. A principios de marzo, cuando por orden de la jueza Servini de Cubría 400 gendarmes y 200 hombres de Prefectura allanaron 50 locales bailables y prostíbulos en Recoleta y Bajo Flores, encontraron cuadernos con detalles de pagos a policías. Las comisarías de la zona quedaron seriamente sospechadas de cobrar dinero a cambio de protección.


Garré sabe que la Federal es parte del problema y que no tiene margen para darle respiro a la reforma que decididamente parece haber encarado desde su gestión. Sus enemigos esperan agazapados que la funcionaria evidencie algún síntoma de debilidad que les permita propinar un contragolpe. La pelea es larga, pero Garré viene ganando los dos primeros rounds casi sin despeinarse.



por Mauro Federico.

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