La CEO del Centro Luther King conversó con el Semanario Democracia
sobre los festejos que organiza por los 50 años del discurso más famoso
de su padre ("Yo tengo un sueño"). La invitación a la Presidenta, "líder
regional y de los derechos humanos", y el presente de Estados
Unidos.
Bernice King es la menor de los cuatro hijos del reverendo Martin Luther King Jr y Coretta Scott King. Ninguno de sus hermanos mayores (Martin Luther King III, Dexter y Yolanda) se convirtió en ministro de la Iglesia Baptista, a diferencia de ella.
Desde junio de 2012 dirige el King Center, un espacio dedicado tanto a la memoria de su padre como a seguir su trabajo de evangelización y búsqueda de la igualdad y equidad.
Desde Atlanta, Georgia, donde tiene la sede el organismo, la hija del hombre más apreciado de la historia por los estadounidenses, habló en comunicación exclusiva con “Democracia” sobre la lucha de su padre, el segundo mandato de Barack Obama y los preparativos que ella encabeza por el 50° aniversario del discurso “Yo tengo un sueño” -considerado el mejor de la historia-, para el cual invitó a Cristina Fernández de Kirchner.
Con voz firme y un tono que recuerda la cadencia de los discursos de su padre, la líder del movimiento de los derechos civiles explica su trabajo y el objetivo de continuar la inconclusa tarea de Martin Luther King Jr. “Su lucha no está terminada.
Ese es un error que muchas veces hay que señalar cuando se habla de él. La igualdad, el reconocimiento de los derechos y la dignidad de todos los seres humanos siguen siendo un desafío de nuestro tiempo”, explica. En Estados Unidos la destacan por su enorme capacidad oratoria, y fue invitada a dar varios discursos en la Asamblea General de la ONU y otros recintos reservados para presidentes.
“Nuestro padre hubiese estado muy conmovido por ver a un presidente tomar su juramento con la Biblia que él llevaba en sus viajes. Ese libro lo inspiró mientras luchaba por la libertad, la justicia y la igualdad, y esperamos que pueda ser una fuente de fortaleza para el presidente mientras inicia su segundo mandato”, dijo sobre la toma de posesión de Barack Obama el pasado lunes 21.
Pese a haber sido invitada, Bernice siguió adelante con el trabajo comunitario que la organización realiza en Atlanta, ya que la jornada coincidió con el feriado en honor a su padre, por lo que había cientos de actividades organizadas en su memoria.
-Sabemos que invitó a nuestra Presidenta al evento por el 50º aniversario del famoso discurso de su padre. ¿Qué nos puede decir de ese día?
-Todavía estamos trabajando mucho sobre los detalles. En principio, puede que sea en Washington, pero hay bastante por definir aún. -¿Están invitando a muchos presidentes, además de Cristina Fernández de Kirchner? -Sí, buscamos que vengan muchos líderes regionales y de los derechos humanos como ella. Esperamos que esto se convierta en una celebración global, que reciba el gran significado e importancia que se merece. Sería muy bienvenida la presencia de líderes de todo el mundo para que se sumen. Me reuní con su embajador en el Martin Luther King Jr. Center y le adelanté que en los próximos meses haremos la invitación formal a los principales mandatarios para que se unan a nosotros. No lo hicimos aún porque no hemos definido los detalles de lugar y fecha.
-Usted nació el mismo año del discurso de “Yo tengo un sueño”. ¿Qué le han transmitido sus familiares sobre esa jornada histórica?
-Mi mamá evocaba siempre lo excitante que había sido. Ella estuvo junto a mi padre mientras preparaba el discurso y formó parte del pequeño grupo de colaboradores que compartió la redacción. De lo que hoy es un día histórico recordaba que la gente parecía estar ansiosa y feliz, confiaban cambiar el mundo. Se acordaba de cuando recibieron con mi padre la invitación, junto a otros líderes del movimiento, para concurrir a la Casa Blanca. Y ella, a pesar de ser una de las figuras más importantes, no tuvo acceso, aunque mi padre sí. Ella siempre destacaba lo intenso que fueron esos días y el legado para la historia de nuestra nación.
-¿Le tocó sufrir en carne propia la discriminación y el odio racial?
-Creo que por haber sido la última en nacer, y con el movimiento de los derechos civiles muy en marcha, para cuando pude entender ya no era tan terrible para mí. En lo personal, prácticamente no tuve demostraciones de odio social en contra de mí. Sí recuerdo que mis hermanos estuvieron en la primera escuela pública integrada aquí, en Atlanta, y debieron enfrentar ese odio y la hostilidad. Mi hermana siempre quería ir a ese parque de diversiones que veía en las propagandas de la tele, y mi padre le explicaba que algún día ella iba a poder ir, y que todos los que quisieran iban a poder ir, pero que ahora era el tiempo en el que él y otras personas estaban luchando para que se les reconociera ese derecho.
Afortunadamente, para felicidad de todos, no pasó mucho tiempo hasta que pudo cumplir ese pequeño sueño que tanto significado tenía para ella.
-¿Qué trabajo realizan actualmente en el Centro Martin Luther King?
-Como CEO, colaboro en la dirección de los distintos programas. Nos enfocamos en enseñarle a la gente sobre la filosofía de mi padre y la metodología de la no violencia. Damos una orientación para que los chicos más necesitados puedan conocerla y cambiar sus vidas. Transmitimos un mensaje para que sean conscientes y mejoren no solo su situación personal, sino social y política también. En estos meses estamos expandiendo nuestras capacidades para convertirnos además en sitio de entrenamiento para que adquieran capacidades y oportunidades de desarrollo económico.
-Sin embargo, en las escuelas se enseña sobre su figura. ¿Qué aspectos desarrollan?
-Creo que la gente sabe algo, no todo. Cuando se habla de la filosofía de la no violencia y su metodología de vida considero que, en general, hay un desconocimiento importante al respecto. Nosotros intentamos realmente transmitir estos conceptos en un nivel que ayude a entenderlos globalmente, tanto desde una perspectiva personal como social y comunitaria. Para muchos la no violencia se concibe en términos urbanos, de armas, de bandas juveniles, pero en verdad se trata de una manera mística de entender la vida; de cómo tratás a las personas por cómo las pensás en tu discurso, en tu lenguaje, en tu concepción del ser humano. Se trata de tener en cuenta a los otros cuando se toman decisiones y del proceso para comprender que todos somos importantes y debemos ser respetados y apreciados. No significa que estemos de acuerdo ni que seamos sumisos, sino de saber manejarse con dignidad y respeto ante todo, y de remover lo que hay de in humano en nuestra conducta cotidiana.
-¿Qué es lo que se sabe de Argentina en Estados Unidos?
-No mucho, pero estamos ansiosos de poder conocer más sobre su país.
-Le mandó un libro sobre su madre, Coretta Scott King, a nuestra Presidenta. Usted suele destacar su participación tanto en el movimiento de derechos civiles como en el trabajo de su padre.
-Cierto. Quiero que el mundo sepa que mi madre es la mujer responsable por el grado de conocimiento que hay del legado de mi padre alrededor del mundo. Su compromiso y dedicación al construir el Martin Luther King Jr Center por la No Violencia y el Cambio Social, y el hecho de haber encabezado las marchas para que se estableciera el Día de Martin Luther King demuestran su pasión.
Ella institucionalizó su legado para que el país entero, porque todos somos parte de su objetivo de cambio, recuerde y celebre su vida y su trabajo. Creo que esto no hubiese sucedido si mi madre no hubiese realizado tamaña tarea. Además, estuvo profundamente involucrada en el movimiento de los derechos civiles. Incluso antes de conocer a mi padre y después Movimiento por la Paz, donde tuvo un rol destacado. Organizaba recitales y eventos para recaudar fondos para nuestros líderes.
Cuando mataron a mi padre, ella asumió el compromiso de liderar las movilizaciones que él iba a encabezar, como la Marcha de los Pobres. Más tarde se unió a las organizaciones de igualdad de derechos para las mujeres, que llevaron al éxito del Acta de Igualdad. Nunca aceptó la idea de “esposa en la casa” que se proponía en esos días y fue protagonista central de la lucha global que dio mi padre contra la injusticia en todos sus sentidos, y no solo contra la discriminación racial.
Fue, sin lugar a dudas, su gran consejera. Bernice King tenía apenas cinco años cuando asesinaron a su padre. “Fue un intento desesperado por terminar con la esperanza que él despertó”, declaró su madre Coretta Scott King, quien asumió la tarea de no permitir que su figura se diluyera en el andar de la historia y continuó no solo con las campañas que había iniciado su esposo, sino que agregó las problemáticas de género y otros derechos -la lucha contra la guerra de Vietnam, por ejemplo- a su abanico de batallas contra la injusticia.
A través de ese enorme esfuerzo personal y familiar, la figura de Martin Luther King se convirtió en el referente mundial que es hoy, a la altura de otros gigantes como Nelson Mandela y Mahatma Gandhi.
Las palabras que definen su sueño -igualdad, libertad, paz y hermandad- marcaron y siguen siendo el camino a seguir por miles de militantes sociales en todo el mundo. Medio siglo después, algunos avances aparecen en el horizonte, pero la desigualdad, el egoísmo y la violencia continúan limitando esos logros.
“La injusticia en cualquier lugar es una amenaza para la justicia en todas partes”, dijo en otro de sus memorables discursos. La lucha contra la pobreza y la falta de oportunidades inspira, pero en última instancia sigue siendo el llamado a todos, presidentes, militantes y personas de todo ámbito, para reflexionar y cambiar para bien, para aceptar y pensar más en los otros antes que en nosotros. Para tomar ese ejemplo y hacer, cada vez más, un mundo mejor.
Fuente: Crónica/Democracia
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