Uno de los constructores de La Cámpora y de muy buena llegada a Cristina Kirchner, Juan Cabandié, sostiene que la discusión de fondo sigue siendo entre los que quieren distribuir la riqueza y los que quieren concentrarla, aunque afirma que el denominado "campo nacional y popular" debe cambiar su práctica política para reconquistar a un sector del electorado alejado de las discusiones ideológicas. "Hay una sociedad que siente que las liturgias la excluyen", dice, y advierte que "solamente con los votos de La Matanza o del NOA no alcanza".
A continuación, la entrevista completa, publicada originalmente en el diario La Nación:
-¿Cómo se construye un polo opositor para ganarle a Macri?
-Hay un proceso de individualización muy grande, y eso requiere que elaboremos un método para tender un puente con un sector que no se siente atraído por los dos polos que hoy se disputan el campo político. La sociedad está menos politizada de lo que la política cree. Hay un tercio del medio, un elector volátil que necesita ser interpelado.
-¿Cómo se llega a ese elector?
-Primero hay que entender que estamos frente a un adversario robusto, con el poder económico y los medios de su lado. Eso nos obliga a abandonar la improvisación. No podemos seguir guiándonos por el olfato de los dirigentes. Hay que aplicar rigor científico para comunicar. La discusión de fondo es la misma que hace 200 años: los que queremos distribuir versus los que quieren concentrar. Pero hay un elector que se siente interpelado por una diversidad de demandas, que no son solo la de ingreso.
-¿Qué tipo de demandas?
-Hay una agenda de los "derechos urbanos" que el espacio nacional y popular tiene que incorporar. Para nuestro espacio, lo más importante es el poder adquisitivo de la gente. Pero hay sectores que están interpelados por otras demandas, como la movilidad, la gestión del espacio público o el transporte.
-¿Cristina Kirchner puede interpelar a ese sector?
-Es una tarea de todos. Hay una tradición en el peronismo: pensar que solamente con los votos de La Matanza o del NOA alcanzaba. Pero no alcanza. Hoy el 65% de la sociedad vive en centros urbanos. Debemos estudiar una agenda para esas nuevas demandas.
-Dijiste que no hay que cantar más "vamos a volver". ¿Por qué?
-Es imposible volver al pasado. Los electores no votan por lo que hiciste, sino por las expectativas en el presente y en el futuro. Tenemos que repensar la táctica de la comunicación. No se puede escindir la política de la comunicación.
-¿Qué errores cometieron?
-Durante mucho tiempo en nuestro gobierno pensamos que la comunicación eran los editoriales del domingo. Los que podían hablar bien y responderles a los que hablaban mal. El camino a seguir es profundizar el método de la campaña del año pasado en la provincia de Buenos Aires, donde incorporamos herramientas de comunicación política.
-¿El "vamos a volver" es como hablarle solo al público propio?
-Hay una sociedad que siente que las liturgias la excluyen, que necesita protagonismo, ser parte de algo, y todo aquello que tiene que ver con cuestiones litúrgicas no los convoca. No hay que desecharla, pero con la liturgia sola no alcanza.
-¿El protagonismo de La Cámpora dificultó la comunicación con ese tercio del medio?
-No, no creo. Pero tenemos que estar más atentos a las nuevas demandas, propias de los sectores urbanos medios. Son personas que tienen valores, pero no tienen una cercanía a la discusión ideológica.
-¿Hubo una sobrecarga de discusión ideológica?
-Nunca podría estar en contra de cuestiones ideológicas. Estoy haciendo un planteo más pragmático. Vos podés tener un conjunto de posiciones ideológicas fabulosas, pero si no lo podés trasladar al poder de gobernar un distrito o un país, quedan para un libro.
-En la reconstrucción del vínculo con ese tercio del medio, ¿cuál es la respuesta del kirchnerismo frente a la demanda de transparencia, dado que hay exfuncionarios condenados y otros en juicio oral?
-La corrupción no puede ser tolerada. Hay que elaborar instrumentos en el seno del Estado para lograr más transparencia. Lo tiene que hacer este gobierno también, con casos públicos de corrupción.
-En esa reconstrucción del vínculo con los sectores medios, ¿suma o resta un acuerdo con Hugo Moyano?
-Como cualquier dirigente sindical, Moyano representa a trabajadores. No podemos correr atrás del intento del Gobierno de buscar nuevos enemigos, como son los sindicalistas. Hay un puñado de dirigentes sindicales involucrados en casos de corrupción y el Gobierno intenta esmerilar a todo el conjunto. La sociedad no come presos. Si no resuelven las cuestiones económicas, la Argentina no va a salir, y millones de personas se van a ver perjudicadas, como ya está pasando.
Fuente: LaNación
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