A menos de dos años de uno de los mayores colapsos financieros de la economía mundial de las últimas décadas, la economía argentina mejoró los indicadores laborales que tenía antes de la crisis. Un período relativamente corto, si se tiene en cuenta que buena parte de Europa aún está lidiando con las devastadoras consecuencias sociales de la recesión global.
Esto significa que, durante el período julio-septiembre de 2010, el empleo formal mostró un crecimiento, sumando 48.615 nuevos empleos registrados y convirtiéndose así en el cuarto trimestre consecutivo con evolución favorable en la creación de trabajo en blanco, luego de la crisis financiera internacional desatada en 2008.
Para los especialistas, la recuperación del empleo registrado responde a una política muy activa y coherente llevada a cabo desde el gobierno nacional. “Hubo un fuerte aumento del gasto público para mantener los puestos de trabajo, a tal punto que la Argentina fue uno de los países donde menos se sintió el impacto de la crisis en el empleo”, explican. Fue fundamental la política de ingresos para sostener la demanda, entre cuyas principales medidas se encuentra la implementación de la Asignación Universal por Hijo y la promoción de las negociaciones colectivas.
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