martes, 9 de noviembre de 2010

Murió el genocida Massera sin confesar ni pagar por sus crímenes

El jefe del terror en la ESMA se llevó a la tumba la información sobre el destino de los miles de desaparecidos que pasaron por ese centro clandestino.

El parte oficial dijo que Emilio Eduardo Massera murió ayer a las 16 horas y a los 85 años por un paro cardiorespiratorio no traumático, como consecuencia de secuelas neurológicas, en el Hospital Naval. Pero no dijo todo.

“El Almirante Cero”, como lo llamaban, formó parte de la junta militar que usurpó el poder en 1976. Con el regreso de la democracia, en 1985, fue juzgado por más de 1300 delitos. La justicia consiguió elementos para condenarlo a prisión perpetua por tres homicidios, 12 tormentos, 69 privaciones ilegítimas de la libertad y siete robos. Carlos Menem, en 1990, le devolvió la libertad con un indulto. En 1998, le dictaron prisión preventiva en una causa por robo de bebés, pero fue beneficiado con el régimen de prisión domiciliaria. La reapertura de los juicios por los crímenes de lesa humanidad tampoco pudo alcanzarlo: en 2005 fue declarado inimputable por demencia.

Massera murió sin confesar sus crímenes. Y sin pagarlos.

Los médicos atribuyeron la muerte a un accidente cerebrovascular que había tenido una semana atrás. Nada nuevo: ya había sufrido una serie de episodios similares. El primero fue en 2002. Y facilitó que en 2005 fuera declarado incapaz por demencia. En abril de este año otro ACV lo postró en el hospital, donde permaneció internado hasta ayer.

El jefe de la Armada tuvo su propio reino del terror. Fue la ESMA, donde estuvieron secuestradas unas 5000 personas. Los que pasaron por ese centro clandestino de detención fueron torturados y arrojados vivos al mar. En el Nunca Más se precisa: “La ESMA no sólo era un centro clandestino de detención donde se aplicaban tormentos, sino que funcionaba como el eje operativo de una compleja organización que incluso, posiblemente, pretendió ocultar con el exterminio de sus víctimas los delitos que cometía.”

Condenado en 1985, indultado en 1990, Massera pasó libre ocho años, hasta que fue nuevamente puesto en prisión preventiva por causas relativas al secuestro y denegación de identidad a menores durante la dictadura. Pero se negó a declarar. Consultado por las desapariciones y asesinatos de las monjas francesas, Rodolfo Walsh, las Madres de Plaza de Mayo secuestradas en la iglesia de la Santa Cruz y todos los desaparecidos de la ESMA, Massera respondió 120 veces “no voy a declarar”. Su abogado, Pedro Bianchi, lo había anticipado: “Si Massera sabe algo, se lo lleva a la tumba.”

Massera tenía pedidos de captura internacional librados por Italia, Francia, Suiza y España. En septiembre de 2009, un tribunal de Roma empezó a juzgarlo, en ausencia, por la desaparición de tres ciudadanos italianos durante la dictadura, después de que peritos de ese país consideraran que el almirante poseía “plenas facultades mentales” para afrontar el proceso.

El ex dictador fue descubierto por periodistas en la calle durante 1989 y 2002, incumpliendo su arresto.

Había nacido el 19 de octubre de 1925 en Paraná, Entre Ríos. A los 22, egresó de la Escuela Militar como Guardamarina. Viajó a los Estados Unidos para ser alumno de la Escuela de las Américas y del Interamerican Defense College de Washington, donde estudiaron todos los represores del continente y se instruyó en la “guerra antisubversiva”. El 23 de agosto de 1974 alcanzó el grado de almirante tras la recomendación de José López Rega y el posterior nombramiento de Juan Domingo Perón. Fue el más joven de la historia naval argentina. El 24 de marzo de 1976, Massera lideró, junto al teniente general Jorge Rafael Videla y el brigadier Orlando Agosti, el movimiento golpista que derrocó a María Estela Martínez de Perón. Desde la cúpula estatal, la junta militar instauró un plan sistemático de exterminio, basado en el terrorismo de Estado, persiguiendo, secuestrando y torturando a todo aquel que se opusiera a las ideas de la “civilización occidental y cristiana”. Fueron los años más cruentos de la historia argentina. Massera siempre tuvo una excelente relación con la Iglesia católica y también se lo relacionó con mujeres de la farándula.
El represor pasó a retiro y se alejó del gobierno militar el 16 de septiembre de 1978. El 1 de agosto de ese año creó el diario Convicción para defender los intereses políticos de la Armada. En 1983, con la restauración de la democracia, se presentó como candidato a presidente por el Partido para la Democracia Social, pero el 21 de junio fue detenido por la presunta participación en la desaparición del empresario Fernando Branca, esposo de Martha Rodríguez McCormack, señalada como su amante.
Massera permaneció en estado de muerte cerebral durante meses. Y falleció ayer, anciano y decrépito, una muerte que, en cierto modo, le ganó la justicia.

2 comentarios:

  1. El infierno se reserva el derecho de admision
    Satanas no quiere rivales

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  2. mirate esto
    http://www.youtube.com/watch?v=S5jUv-jK3lg

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