Los multimedios hegemónicos y la derecha más rancia tuvieron su noche de gloria. Amplios sectores de clase media caminaron por las calles de Capital Federal con cacerolas, sartenes y cucharas para gritar contra el gobierno nacional.
Los cánticos y los carteles hablaban de una supuesta “dictadura K”, contra el autoritarismo por no permitir la compra de dólares o por la falta de seguridad. Cantos hubo de todos: “Puta, chorra y montonera”, “Ándate a Cuba la puta que te parió”, “El que no salta es negro y K” y gritos contra los planes sociales que “alimentan vagos”.
Septiembre siempre ha sido trágico para este país. La primera marcha contra Perón en 1945; la Plaza de Mayo del 55 para victoriar el golpe de Estado; la Noche de los Lápices en 1976 y anoche intentando paralizar el proyecto de crecimiento y equidad que la mayoría de los argentinos votó en octubre del año anterior.
Recordar el pasado quizás nos ayuda a entender el presente y prepararnos para el futuro.
La primer gran movilización de la clase media en la calle frente a Perón se produjo el 18 de septiembre de 1945 cuando se realizó la marcha de la Constitución y la Libertad, donde la Sociedad Rural, la Bolsa de Comercio y las clases medias recorrieron la avenida Callao desde la Plaza de los Dos Congresos hasta Plaza Francia para oponerse a la política del gobierno.
La avenida Callao fue una fiesta, especialmente a partir de su cruce con Santa Fe. Cientos de familias se asomaron a los balcones a vitorear y aplaudir la marcha y hacia el final de la misma, a pocas cuadras de Plaza Francia se sumó el embajador norteamericano Spruille Braden. El cántico más recurrente, además de La Marsellesa fue “A Farrell y Perón hoy le hicimos el cajón”.
El 23 de septiembre de 1955, la plaza de Mayo se llenó nuevamente para festejar el derrocamiento del “tirano” y vivar al general Eduardo Lonardi que asumía la jefatura de la revolución Libertadora. Las consignas contra el peronismo fueron atroces y en poco tiempo se prohibió mencionar a Perón, a Eva, cantar la marcha o cualquier simbología que se acercara al peronismo.
Es interesante recordar un texto de Ernesto Sábato, integrante de la oposición a Perón, que estando esa noche en la provincia de Salta escribió: “Mientras los doctores, hacendados y escritores festejábamos ruidosamente en la sala la caída del tirano, en un rincón de la antecocina vi como las dos indias que trabajaban tenían los ojos empapados de lágrimas. Y aunque en todos aquellos años yo había meditado en la trágica dualidad que escindía al pueblo argentino, en ese momento se me apareció en la forma más conmovedora. Pues ¿qué más nítida caracterización del drama de nuestra Patria que aquella doble escena casi ejemplar? Muchos millones de desposeídos y de trabajadores derramaban lágrimas en aquellos instantes, para ellos duros y sombríos. Grandes multitudes de compatriotas humildes estaban simbolizados en aquellas dos muchachas indígenas que lloraban en una cocina de Salta”.
Anoche seguramente mientras se transmitían por los canales de TV las puteadas a Cristina “por todo lo que hace” en la mayoría de los barrios del conurbano bonaerense miles y miles de mujeres festejaban con sus hijos la noticia del aumento de la Asignación Universal por Hijo que les permitirá vivir un poco más dignamente.
por Alfredo Silletta.
Fotos: Ceci Estalles.
Mucho no le durò la conmociòn a Sàbato, ¿le habrà contado esta anecdota a Videla, cuando junto con Borges lo visitaron?
ResponderEliminarPueblo paquetón el nuestro, ¿eh? Medio viejardo, pero muy elegante, che. Pueblo golpista en favor de la democracia. Esa preciosa democracia para pocos, esa democracia exclusiva y elegante. Esa democracia blanca que no transpira, que puede asesinar, pero con estilo.
ResponderEliminarLástima que putea demasiado y, lo que es peor, te desea la muerte. Porque es muy difícil establecer un diálogo, como pide el colorido Pro con demócratas que te quieren ... MUERTO.
Faltan 82 días para el 7 de diciembre.
Saludos
Tilo, 71 años
Para no hablar de esta asquerosidad:
ResponderEliminarhttp://www.facebook.com/pages/Alexis-Oliva/105594199498485
“Aparición con vida del sistema republicano. Se lo vio por última vez en la Argentina el 25 de mayo de 2003”, es la leyenda que reza en un pañuelo blanco, igual al que las Madres de Plaza de Mayo comenzaron a usar aquel 30 de abril de 1977 en reclamo por la aparición con vida de sus hijos desaparecidos por la dictadura militar. Semejante usurpación no es una señal de crítica, ni de protesta y ni s
iquiera de ciudadanía liberal republicana. Semejante usurpación es una falta de respeto a la historia colectiva y al dolor humano. Semejante usurpación es más bien un homenaje a los victimarios de aquellos que dieron sus vidas por un país más justo. Semejante usurpación es un acto de añoranza por aquel gobierno representante y brazo criminal de esa élite privilegiada a la que pertenecen -o anhelan pertenecer- quienes hoy mancillan ese pañuelo blanco. Semejante usurpación supera a “el que no salta es negro y K”, al “puta, chorra y montonera” y al “andá con Néstor, la puta que te parió”, para competir en infamia con aquel “viva el cáncer” pintado en los recoletos muros porteños en 1952. A semejante usurpación, ¿qué clase de “movilización social” puede cobijarla? - Alexis Oliva (periodista)