La Presidenta entregó viviendas en Villa Palito, La Matanza. El proyecto de
urbanización fue ideado y presentado por Néstor Kirchner en 2004. Pidió mayor
unidad para poder erradicar la pobreza.
La presidenta regresó a La Matanza para entregar 500 viviendas y festejar
junto a una multitud la urbanización del barrio Almafuerte, conocida como Villa
Palito desde hace 50 años, en otros tiempos la villa de emergencia más grande
del municipio. La urbanización, ubicada sobre el Camino de Cintura y la Avenida
Crovara, en San Justo, se realizó mediante cooperativas integradas por los
vecinos: alcanzó a 923 casas terminadas, 150 en ejecución y 150 que están
proyectadas.
Sin ocultar su emoción, la mandataria recordó que su esposo, el ex presidente
Néstor Kirchner, fue el impulsor de la idea de urbanizar todo el predio.
En el
acto incluso se proyectó un video con un fragmento del discurso que dio Kirchner
en enero de 2004, cuando anunció el comienzo de los trabajos junto al entonces
gobernador de la provincia de Buenos Aires Felipe Solá.
"Cuando veo todo lo
realizado comprendo que el sacrificio valió la pena, que el dolor valió la pena.
Aunque muchas veces se nos desgarre el alma, aunque muchas mañanas no tengamos
ganas de levantarnos, aunque muchas veces nos injurien, nos agravien, no nos
tiene que importar", reveló emocionada Cristina desde el palco montado para el
acto.
Como cada vez que visita La Matanza, la jefa de Estado elogió a sus habitantes y
dijo que asociaba ese distrito, al que muchos definen como la capital del
peronismo, con la memoria de su esposo. "Quiero decirles que si hay un lugar
donde siento que él está presente es precisamente aquí", confió.
Antes del
acto, en el que estuvo flanqueada por el vicepresidente de la Nación Amado
Boudou y por el intendente anfitrión, Fernando Espinoza, la presidenta recorrió
parte de las obras finalizadas –ayer se inauguraron 923 viviendas–, supervisó
las construcciones y saludó a los beneficiarios. Cristina también entregó, en
forma simbólica, las llaves de las viviendas a dos de las nuevas familias
propietarias. Eran Pascual Benítez y Hermenilda Romana. Sonrientes, los dos
vecinos de la Villa Palito urbanizada recibieron las llaves, se abrazaron con la
presidenta y no pararon de sacarse fotos.
Tras la proyección del video sobre
Kirchner, el acto siguió con las palabras del responsable de la Unidad de
Urbanización de Villas y Asentamientos de La Matanza, Juan Enríquez. Luego fue
el turno de Espinoza, quien homenajeó desde el micrófono a su antecesor en el
municipio, Alberto Balestrini. También mencionó a la esposa del ex intendente,
María del Carmen Cardo. Balestrini sufrió un accidente cerebro vascular (ACV) en
abril de 2010. "María del Carmen no pudo venir porque tenía que llevar a Alberto
a la clínica", contó Espinoza. Antes de despedirse, el intendente recordó una
anécdota de Perón y Evita y se la dedicó especialmente a Cristina. "Hay una
leyenda urbana que me enseñaron de chico, que se transmitió de padres a hijos y
de abuelos a padres. Es un mito que sostiene que, antes de morir, Evita le hizo
un pedido a Perón. Le dijo: ‘Juan, no te olvides de los pobres, que ellos son
los únicos que van a apoyar siempre.’ Por eso digo: 'Vamos por más Cristina,
seguí así. Y acá tenés al pueblo matancero, unido y organizado, que te va a
apoyar'", señaló Espinoza.
En el escenario, sentados en primera fila junto a
Cristina, se pudo ver a la ministra de Desarrollo Social de la Nación Alicia
Kirchner, al gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli (a quien
la presidenta llamó "compañero gobernador") y a un grupo de funcionarios y
legisladores entre los que sobresalían los diputados nacionales por el Frente
para la Victoria Carlos Kunkel y Edgardo Depetri, el vicegobernador bonaerense
Gabriel Mariotto, el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, y su par
de Comercio Exterior, Beatriz Paglieri.
Ante ese auditorio, Cristina recordó
las obras impulsadas desde el gobierno nacional que mejoraron las condiciones de
vida de La Matanza en los últimos diez años. "En 2004, apenas 600 mil matanceros
tenían agua potable. Hoy la tienen más de 1,6 millones, el 94% de los
matanceros", subrayó la mandataria. También destacó la importancia que tuvo la
estatización de AySA, porque "la empresa no cumplía con las inversiones". "Yo
era senadora y me acuerdo de esa pelea en el Congreso", recalcó la presidenta y
puntualizó que "todavía nos faltan construir muchas más 'Villas Palito' en la
Argentina, porque todavía falta erradicar pobreza y precariedad", y afirmó que
para alcanzar estos objetivos "tenemos que estar más unidos que nunca".
Definiciones políticas
El discurso de la presidenta Cristina Fernández en La Matanza ayer incluyó
dos fuertes definiciones políticas. La primera frase se refería a los
compromisos que –según su opinión— debe tener un jefe de Estado. “Él (por
Kirchner) siempre fue un irreverente, pero un irreverente con los poderosos, no
con los débiles. Porque acá, en la Argentina, estábamos acostumbrados a los
presidentes fuertes con los débiles y débiles con los poderosos”, machacó.
La
segunda definición fue la más comentada, incluso despertó cierta intriga sobre
qué había querido decir. “Siempre voy a estar al lado de ustedes. Desde
cualquier lugar. Porque lo importante es poder haber logrado lo que él logró. Yo
muchas veces digo que me gustaría poder entrar en la historia para volver a
encontrarme con él, que está en la historia de este país”, señaló.
Por Martin Piqué
En el acto incluso se proyectó un video con un fragmento del discurso que dio Kirchner en enero de 2004, cuando anunció el comienzo de los trabajos junto al entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires Felipe Solá.
"Cuando veo todo lo realizado comprendo que el sacrificio valió la pena, que el dolor valió la pena. Aunque muchas veces se nos desgarre el alma, aunque muchas mañanas no tengamos ganas de levantarnos, aunque muchas veces nos injurien, nos agravien, no nos tiene que importar", reveló emocionada Cristina desde el palco montado para el acto.
Como cada vez que visita La Matanza, la jefa de Estado elogió a sus habitantes y
dijo que asociaba ese distrito, al que muchos definen como la capital del
peronismo, con la memoria de su esposo. "Quiero decirles que si hay un lugar
donde siento que él está presente es precisamente aquí", confió.
Antes del acto, en el que estuvo flanqueada por el vicepresidente de la Nación Amado Boudou y por el intendente anfitrión, Fernando Espinoza, la presidenta recorrió parte de las obras finalizadas –ayer se inauguraron 923 viviendas–, supervisó las construcciones y saludó a los beneficiarios. Cristina también entregó, en forma simbólica, las llaves de las viviendas a dos de las nuevas familias propietarias. Eran Pascual Benítez y Hermenilda Romana. Sonrientes, los dos vecinos de la Villa Palito urbanizada recibieron las llaves, se abrazaron con la presidenta y no pararon de sacarse fotos.
Tras la proyección del video sobre Kirchner, el acto siguió con las palabras del responsable de la Unidad de Urbanización de Villas y Asentamientos de La Matanza, Juan Enríquez. Luego fue el turno de Espinoza, quien homenajeó desde el micrófono a su antecesor en el municipio, Alberto Balestrini. También mencionó a la esposa del ex intendente, María del Carmen Cardo. Balestrini sufrió un accidente cerebro vascular (ACV) en abril de 2010. "María del Carmen no pudo venir porque tenía que llevar a Alberto a la clínica", contó Espinoza. Antes de despedirse, el intendente recordó una anécdota de Perón y Evita y se la dedicó especialmente a Cristina. "Hay una leyenda urbana que me enseñaron de chico, que se transmitió de padres a hijos y de abuelos a padres. Es un mito que sostiene que, antes de morir, Evita le hizo un pedido a Perón. Le dijo: ‘Juan, no te olvides de los pobres, que ellos son los únicos que van a apoyar siempre.’ Por eso digo: 'Vamos por más Cristina, seguí así. Y acá tenés al pueblo matancero, unido y organizado, que te va a apoyar'", señaló Espinoza.
En el escenario, sentados en primera fila junto a Cristina, se pudo ver a la ministra de Desarrollo Social de la Nación Alicia Kirchner, al gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli (a quien la presidenta llamó "compañero gobernador") y a un grupo de funcionarios y legisladores entre los que sobresalían los diputados nacionales por el Frente para la Victoria Carlos Kunkel y Edgardo Depetri, el vicegobernador bonaerense Gabriel Mariotto, el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, y su par de Comercio Exterior, Beatriz Paglieri.
Ante ese auditorio, Cristina recordó las obras impulsadas desde el gobierno nacional que mejoraron las condiciones de vida de La Matanza en los últimos diez años. "En 2004, apenas 600 mil matanceros tenían agua potable. Hoy la tienen más de 1,6 millones, el 94% de los matanceros", subrayó la mandataria. También destacó la importancia que tuvo la estatización de AySA, porque "la empresa no cumplía con las inversiones". "Yo era senadora y me acuerdo de esa pelea en el Congreso", recalcó la presidenta y puntualizó que "todavía nos faltan construir muchas más 'Villas Palito' en la Argentina, porque todavía falta erradicar pobreza y precariedad", y afirmó que para alcanzar estos objetivos "tenemos que estar más unidos que nunca".
Definiciones políticas
El discurso de la presidenta Cristina Fernández en La Matanza ayer incluyó dos fuertes definiciones políticas. La primera frase se refería a los compromisos que –según su opinión— debe tener un jefe de Estado. “Él (por Kirchner) siempre fue un irreverente, pero un irreverente con los poderosos, no con los débiles. Porque acá, en la Argentina, estábamos acostumbrados a los presidentes fuertes con los débiles y débiles con los poderosos”, machacó.
La segunda definición fue la más comentada, incluso despertó cierta intriga sobre qué había querido decir. “Siempre voy a estar al lado de ustedes. Desde cualquier lugar. Porque lo importante es poder haber logrado lo que él logró. Yo muchas veces digo que me gustaría poder entrar en la historia para volver a encontrarme con él, que está en la historia de este país”, señaló.
Antes del acto, en el que estuvo flanqueada por el vicepresidente de la Nación Amado Boudou y por el intendente anfitrión, Fernando Espinoza, la presidenta recorrió parte de las obras finalizadas –ayer se inauguraron 923 viviendas–, supervisó las construcciones y saludó a los beneficiarios. Cristina también entregó, en forma simbólica, las llaves de las viviendas a dos de las nuevas familias propietarias. Eran Pascual Benítez y Hermenilda Romana. Sonrientes, los dos vecinos de la Villa Palito urbanizada recibieron las llaves, se abrazaron con la presidenta y no pararon de sacarse fotos.
Tras la proyección del video sobre Kirchner, el acto siguió con las palabras del responsable de la Unidad de Urbanización de Villas y Asentamientos de La Matanza, Juan Enríquez. Luego fue el turno de Espinoza, quien homenajeó desde el micrófono a su antecesor en el municipio, Alberto Balestrini. También mencionó a la esposa del ex intendente, María del Carmen Cardo. Balestrini sufrió un accidente cerebro vascular (ACV) en abril de 2010. "María del Carmen no pudo venir porque tenía que llevar a Alberto a la clínica", contó Espinoza. Antes de despedirse, el intendente recordó una anécdota de Perón y Evita y se la dedicó especialmente a Cristina. "Hay una leyenda urbana que me enseñaron de chico, que se transmitió de padres a hijos y de abuelos a padres. Es un mito que sostiene que, antes de morir, Evita le hizo un pedido a Perón. Le dijo: ‘Juan, no te olvides de los pobres, que ellos son los únicos que van a apoyar siempre.’ Por eso digo: 'Vamos por más Cristina, seguí así. Y acá tenés al pueblo matancero, unido y organizado, que te va a apoyar'", señaló Espinoza.
En el escenario, sentados en primera fila junto a Cristina, se pudo ver a la ministra de Desarrollo Social de la Nación Alicia Kirchner, al gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli (a quien la presidenta llamó "compañero gobernador") y a un grupo de funcionarios y legisladores entre los que sobresalían los diputados nacionales por el Frente para la Victoria Carlos Kunkel y Edgardo Depetri, el vicegobernador bonaerense Gabriel Mariotto, el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, y su par de Comercio Exterior, Beatriz Paglieri.
Ante ese auditorio, Cristina recordó las obras impulsadas desde el gobierno nacional que mejoraron las condiciones de vida de La Matanza en los últimos diez años. "En 2004, apenas 600 mil matanceros tenían agua potable. Hoy la tienen más de 1,6 millones, el 94% de los matanceros", subrayó la mandataria. También destacó la importancia que tuvo la estatización de AySA, porque "la empresa no cumplía con las inversiones". "Yo era senadora y me acuerdo de esa pelea en el Congreso", recalcó la presidenta y puntualizó que "todavía nos faltan construir muchas más 'Villas Palito' en la Argentina, porque todavía falta erradicar pobreza y precariedad", y afirmó que para alcanzar estos objetivos "tenemos que estar más unidos que nunca".
Definiciones políticas
El discurso de la presidenta Cristina Fernández en La Matanza ayer incluyó dos fuertes definiciones políticas. La primera frase se refería a los compromisos que –según su opinión— debe tener un jefe de Estado. “Él (por Kirchner) siempre fue un irreverente, pero un irreverente con los poderosos, no con los débiles. Porque acá, en la Argentina, estábamos acostumbrados a los presidentes fuertes con los débiles y débiles con los poderosos”, machacó.
La segunda definición fue la más comentada, incluso despertó cierta intriga sobre qué había querido decir. “Siempre voy a estar al lado de ustedes. Desde cualquier lugar. Porque lo importante es poder haber logrado lo que él logró. Yo muchas veces digo que me gustaría poder entrar en la historia para volver a encontrarme con él, que está en la historia de este país”, señaló.
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