Fue el corolario de una emotiva ceremonia que se inició por la mañana con un desfile patrio y que culminó con el traslado definitivo acompañado por la fanfarria del Regimiento de Granaderos a Caballo, transmitido por cadena nacional.
La presidenta depositó hoy en el Museo Histórico Nacional el sable corvo del Libertador José de San Martín, como corolario de una emotiva ceremonia que se inició por la mañana con un desfile patrio y que culminó con el traslado definitivo acompañado por la fanfarria del Regimiento de Granaderos a Caballo, transmitido por cadena nacional.
Cerca de las 14, la mandataria fue recibida en este Museo ubicado en Parque Lezama por la directora de esta institución, Araceli Bellota y la ministra de Cultura, Teresa Parodi.
Cristina tomó el sable corvo del Libertador de manos de un granadero y lo depositó detrás de una vitrina donde será exhibido a partir de ahora a todo el público que visite el museo.
Varios funcionarios del gobierno y legisladores acompañaron a la jefa de Estado durante esta ceremonia en la que también participaron jóvenes y estudiantes.
El cortejo patrio que trasladó el sable corvo de José de San Martín hacia el Museo Histórico Nacional se convirtió en una verdadera fiesta popular desde que partió del Regimiento de Granaderos por la mañana acompañado por la guardia de ese regimiento, rindiendo homenaje a su paso a los soldados caídos en la guerra de Malvinas y siendo bendecido por el Arzobispo de Buenos Aires en la Catedral Metropolitana.
La jornada de domingo se vio marcada desde temprano por la emoción y el colorido, con niños agitando banderas argentinas y saludando a su paso el cortejo del Sable, que se abrió paso a lo largo del extenso recorrido entre las miles de familias que salieron a festejar una nueva jornada de las actividades por la Semana de Mayo.
Todo se inició pasadas las 11 con el desfile en el Regimiento de Granaderos a Caballo, desde donde partió el desfile patrio con la cureña, acompañado por el ministro de Defensa Agustín Rossi, en un recorrido que alcanzó las calles Luis María Campos, Bullrich, avenidas del Libertador, Leandro Alem, Rivadavia, Bolívar, Yrigoyen, Paseo Colón, hasta llegar a Parque Lezama.
La primera parada del recorrido fue en el mausoleo que recuerda los soldados muertos en 1982 en la Guerra de Malvinas, en la Plaza San Martín.
Allí, se realizó una ofrenda floral y fueron entonadas las estrofas del Himno Nacional y de la Marcha de Malvinas.
Posteriormente, el cortejo patrio realizó su segunda y última parada en la Catedral Metropolitana, donde fue recibido por el Arzobispo de Buenos Aires Mario Poli y el secretario General de la presidencia, Eduardo de Pedro, donde también se encontraba una multitud que también participaba de los festejos oficiales de la Semana de Mayo, esperando el paso de los Granaderos y del sable.
Allí el prelado definió a San Martín como quien representó "en su máxima expresión los reclamos de libertad e independencia" de nuestro país y destacó que su sable fue desenvainado únicamente "en las batallas de independencia de América del Sur, para gloria de nuestro pueblos".
Sobre el relicario donde descansas los restos del prócer, Poli deseó que "el encuentro entre el padre de la patria y su noble arma produzca la paz, reconciliación, justicia y progreso respetando la voluntad y legado de quien hoy evocamos".
Posteriormente, luego de que la Fanfarria del Alto Perú ejecutó la Marcha de San Lorenzo, el cotejo inició el último tramo en su marcha hacia el Museo Histórico Nacional, en Parque Lezama.
Minutos antes de las 14, el sable llegó al Museo Histórico Nacional, donde era aguardado por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien poco después -en una ceremonia transmitida por cadena nacional- lo depositó en su destino final, en una vitrina del Museo.
La espada de San Martín podrá ser apreciada por todo el público en una sala especialmente diseñada con modernas medidas de seguridad y conservación.
El sable ahora quedó rodeado por las armas de Manuel Belgrano, Manuel Dorrego, Juan Manuel de Rosas y Guillermo Brown, entre otras. El espacio estará custodiado por el Regimiento de Granaderos a Caballo, en homenaje al prócer.
Como antesala, una habitación contigua exhibe boleadoras, armas de fuego y puñales, las armas anónimas del pueblo, de aquellos que lucharon por la libertad.
La Jefa de Estado fue quien dispuso, a través del decreto 843/2015 publicado días pasados en el Boletín Oficial, el traslado del sable corvo del Libertador al Museo Histórico Nacional.
Instituto
El presidente del Instituto Nacional Sanmartiniano, Eduardo García Caffi, aseguró que el sable corvo de José de San Martín “es un símbolo de libertad de toda América Latina", porque acompañó al prócer "en todas las guerras de independencia”, que no tuvieron por objeto la ocupación sino la liberación de los pueblos, que “se logra con la Ilustración y los libros” por los que estaba tan preocupado.
“Esa libertad por la que luchó tuvo unas características particulares: los ejércitos de San Martín fueron de liberación y no de ocupación, fue un hombre que se preocupó por el destino de los pueblos y que decía que la ignorancia es la columna vertebral que sostiene al despotismo”, dijo en diálogo con la Televisión Pública.
Para fundamentar esta postura, García Caffi recordó que San Martín “llevaba unas pocas alforjas de objetos personales” en sus campañas “pero sin embargo iba con 11 baúles, con más de 800 libros, y fundaba bibliotecas en cada uno de los lugares que libertaba”.
“Por eso decimos que era un libertador de los pueblos, quería que los pueblos puedan autodeterminar su futuro”, dijo.
García Caffi atribuyó a este hecho el “gran espíritu sanmartiniano de nuestro pueblo”, que reconoce en San Martín un “hombre que nos legó la libertad y la de América, preocupándose por no entrar en luchas intestinas”.
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