Hacía 15 años que el Fondo no desembarcaba con oficina propia. La decisión del control en el país ya estaba tomada y solo faltaba ponerle sede a la oficina. El resultado no pudo ser más explícito.
Si faltaba algo para que las garras del Fondo Monetario Internacional terminaran de posarse sobre la Argentina, eso era que el ente multilateral tuviera una oficina en el país. Y si a eso había que ponerle algún tipo de moño, nada mejor que decidir que la sede del FMI en la Argentina estuviera en el Banco Central de la República.
La entidad madre de los bancos, cuya pretendida independencia se proclama desde hace décadas, tendrá finalmente un preceptor enviado por Christine Lagarde que será la sombra de todas las decisiones económicas que se tomen en el país de aquí en adelante.
El jamaiquino Trevor Aleyne, quien cuenta con más de un cuarto de siglo de carrera en el FMI, dirigirá la oficina que el organismo abrirá en noviembre próximo con el fin de controlar de cerca puntero en mano las decisiones económicas de la Argentina, que cada día tendrán menos de soberanas.
Puede que nada casualmente, la oficina se abrirá apenas unos días después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sea la estrella central de la cumbre del G20 que revolucionará a la ciudad de Buenos Aires.
Ya en agosto último el Fondo Monetario pasó unos días en oficinas del Banco Central, donde controlaron carpetas y observaron con mirada de águila los números, preparando el desembarco del jamaiquino.
Según publicó el portal Infobae, Trevor Alleyne (que viene con un curriculim que incluye gran conocimiento de las economías latinoamericanas) será ‘resident representative’ en el país, lo que significa que oficiará como nexo entre el gobierno nacional y el FMI.
Las metas que el funcionario de Lagarde monitoreará serán las del cumplimiento de déficit y expansión monetaria cero.
Fuente: Infonews
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