La gente se amontona contra la vidriera del bar de Salta y Avenida de Mayo y estira el cuello tratando de divisar los televisores. Podría ser un partido de fútbol, ya que es domingo a la tarde, pero no es el caso: están intentando ver en directo la demolición del edificio, que tiene lugar a menos de 200 metros de allí. Del tiempo que lleve ese trámite depende cuándo podrán volver a sus casas unos cuantos de los que están allí mirando a través del vidrio.
Al lado de las vallas verdes que impiden el paso, unas cuantas personas están instaladas sobre la vereda, con bolsos, frazadas y algún colchón . Son habitantes del hotel familiar de Rivadavia 1209, en la misma manzana del edificio en colapso, que fueron desalojados el viernes a la noche.
“Ayer nos llevaron en una camioneta a un parador del Gobierno de la Ciudad, pero nos querían separar a todos y poner a dormir con gente que no conocemos. Estamos con todas nuestras cosas encima y no podemos correr el riesgo de que nos roben . Por eso nos volvimos para acá y estamos en la calle. Por suerte la gente del bar nos deja usar el baño y nos carga los celulares”, cuenta Ramón Alfredo Morales, de 39 años.
En el mismo lugar, la diputada porteña Silvina Pedreira intenta ayudar y llega con la noticia de que se consiguió un hotel en Deán Funes al 600 para quienes están durmiendo en la esquina. Ella lleva una cuenta de 50 o 60 personas que, sin familiares a los que acudir, rechazaron los paradores y quedaron durmiendo en la calle.
Al lugar llega también un joven de barbita candado y gesto serio. Tiene 40 años, pero parece menos. Les dice a los policías que están detrás de las vallas que su padre probablemente esté bajo los escombros de la parte del edificio que se derrumbó el viernes. Pero no consigue que le presten demasiada atención.
En un momento le piden que camine una cuadra y vaya por la calle Santiago del Estero, donde va a poder hablar con un comisario de la Policía Metropolitana, pero va, no encuentra a nadie y tiene que volver con la misma incertidumbre.
“Mi papá tiene 74 años y no escucha bien. Vive con la hermana en el 3° B del cuerpo que se derrumbó, pero el mes pasado ella viajó a Estados Unidos así que estaba solo . Me dicen que el viernes a la noche el portero avisó que él no había bajado. En esta zona, que te golpeen la puerta y el sonido de un bocinazo es más o menos lo mismo”, explica Mariano Madueña Rubio, hijo de Isidoro Alberto Madueña.
“Lo quieren ocultar. El Gobierno de la Ciudad quería presentar esto como que evacuaron a todo al mundo antes del derrumbe en un operativo perfecto. Pero ahora les dicen que hay un tipo debajo de los escombros y se les arruina todo ”, se queja Mariano, sin muchas esperanzas.
Fuente: Clarín.
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