Ricardo Bussi, hijo del ex represor de 85 años, aseguró ayer por la tarde que estaba “en manos de Dios”, porque sufría una falla multiorgánica.
“No vamos a hacerle tratamientos invasivos, dializarlo ni ponerle respirador artificial porque no tiene sentido extender la agonía”, dijo y agregó: “El corazón le siguió fallando, le fallaron los riñones, con lo cual los diuréticos dejaron de hacer efecto, y eso comprometió el hígado”.
El ex general Bussi había sido condenado a prisión perpetua en agosto de 2008 por la desaparición y asesinato del senador justicialista.

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