miércoles, 12 de mayo de 2010

Mugica y la condición humana

La voz de la Presidenta sonó calma y emotiva al mismo tiempo, cuando dijo:

"Y quiero darles las gracias por no dejarse vencer ni subordinar culturalmente; hay que ser muy inteligente para pensar por uno mismo y no por lo que le dicen o le cuentan desde un medio de comunicación o desde los grandes monopolios concentrados"

Quizá en esas palabras está la esencia de la condición humana por la que hoy seguiría batallando el Padre Mugica.

Las causas populares, dicen, se miden por estos valores que trascienden una coyuntura y transforman la realidad para mejorar la vida de la gente.

La Presidenta encabezó el homenaje al Padre Mugica en la Villa 31, a 36 años de su asesinato.

Sentimos que hay que dejar testimonio de estas vivencias, como Mugica seguramente hubiese reclamado.

Temprano, los vecinos fueron saliendo de sus casas con la cara llena de sonrisas.

Sabían que era un día de fiesta para las familias, para la historia de lucha y arraigo de la Villa.

Por primera vez una Presidenta de la Nación visitaba el barrio y había que engalanarlo con banderas de bienvenida.

Se destacaban las que lucían el rostro del Padre Mugica.

Eran centenares de paños impresos en manos de los vecinos.

Una bandera más grande rezaba: "Cristina: llegó la hora de los pueblos".

Volvimos a caminar por esas calles y las emociones se mezclaban con el clima de fiesta que reinaba.

Pero de esas fiestas pueblerinas, puras, sencillas, alegres, casi pudorosas.

No había pared que no haya sido pintada con el nombre de Mugica y Cristina.

Un par de horas antes que llegue la Presidenta, desde adentro de la Capilla Cristo Obrero, se escuchaba una melodía tan dulce que invitaba a pasar.

Envueltos en una whipala, la bandera de los pueblos originarios, unos jóvenes del barrio tocaban acompañados de guitarras, charangos, quenas y bombos legueros, la Marcha Peronista.

No sonaba con euforia, tampoco con tristeza.

Era, si se nos permite, el trazo de una melancolía bellamente alegre.

Con el correr de las horas, la Villa fue cubierta de niños por todos los rincones.

De a poco se fueron animando los más jóvenes a trepar a los árboles para observar mejor el paso de la Presidenta, luego de finalizada la ceremonia en la capilla.

Cada frase de Cristina era festejada afuera y adentro, con mucha emoción.

Cuando finalmente salió a la calle, una voz de mujer bien de pueblo, hizo vibrar el aire y las almas con un grito potente y emotivo: "¡Aguante nuestra Presidenta!"

Todos repitieron el "aguante Cristina" y aplaudieron, estirando las manos para tocarla y saludarla.

Un viejo vecino me muestra una vieja revista que escondió durante la dictadura y que en su nota principal titulaba:

"REPORTAJE AL PADRE CARLOS MUGICA".

"Léala amigo, léala, así hablaba el Padre Carlos".

Y leo:

"Padre, ¿por qué viajaron ustedes a buscar al general Perón?

Con el padre Vernazza sentimos que teníamos que estar presentes precisamente porque somos sacerdotes, porque no se trataba simplemente de un hecho político sino de un hecho histórico…Queremos que se superen los innumerables problemas que padece nuestro pueblo: desocupación galopante, un millón y medio de hermanos nuestros que no tienen trabajo, situaciones irritantes de injusticia... un estado de postración nacional…Una de las alegrías más grandes fue que una señora de unos 50 años, de la villa, me dijo: "Los pobres también estábamos en el avión porque estaba usted".

¿Qué cosas del viaje recuerda que lo hayan impresionado?

El dialogo con el doctor Cámpora, por quien yo tengo un enorme respeto. Ha sido una herramienta fundamental en el regreso del general Perón. Yo creo que Cámpora empieza a ser reivindicado, pese a la campaña realmente desleal y deshonesta que se ha llevado contra él desde los medios de difusión"

Mugica terminaba el reportaje resaltando el espíritu generoso del pueblo en contraposición al ánimo revanchista y de odio de los sectores privilegiados.

Esa condición humana es la que se celebró ayer.

Y tenía que ser allí, donde habitan los más humildes.


(Jorge Giles)

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