El ex presidente de Sudáfrica Nelson Mandela murió a los 95 años en Johannesburgo, informó el presidente del país africano, Jacob Zuma. "Nuestra nación perdió a su mayor hijo", dijo.
El ex presidente sudafricano y Premio Nobel de la Paz, Nelson Mandela, murió hoy a los 95 años y tras meses de internaciones y agonía, en su país y en el mundo entero eligieron despedirlo con alegría y palabras de agradecimiento.
El encargado de dar la noticia fue el actual presidente sudafricano, Jacob Zuma, quien con un tono solemne anunció ante las cámaras de televisión que su país "había perdido a su mayor hijo". "Nelson Mandela nos unió y juntos nos despedimos de él", aseguró, sin disimular su tristeza.
El Premio Nobel de la Paz falleció a las 20.50 (15.50 hora de Argentina) en su casa de Johanesburgo, donde desde septiembre pasado estaba internado y recibía tratamiento por sus complicaciones respiratorias.
Madiba, como lo llaman cariñosamente los sudafricanos, estuvo internado cinco veces en los últimos dos años.
La última vez ingresó el 8 de julio pasado al hospital de Pretoria con un cuadro de pulmonía y estuvo en terapia intensiva durante más de tres meses, hasta que pudieron trasladarlo a su casa.
"Los sudafricanos estarán de luto por la persona que, más que ninguna otra, vino a personificar su sensación compartida de nacionalidad", señaló Zuma durante su breve intervención ante las cámaras de televisión.
Madiba lideró la lucha contra el régimen racista del Apartheid y sus convicciones y su liderazgo le valieron la cárcel durante 27 difíciles años.
Gracias a su perseverancia y su fortaleza física y mental logró superar el encierro y las torturas, y convertirse en el conductor de una de las transiciones más pacíficas de la historia de Africa y del mundo entero.
Muchos de sus compatriotas no olvidan sus palabras cuando salió finalmente de la cárcel y se dirigió a miles de personas desde el balcón del Ayuntamiento de Ciudad del Cabo: "Los saludo a todos en nombre de la paz, la democracia y la justicia universal".
Con ese espíritu de reconciliación y diálogo, lideró la transición hacia la democracia y asumió en 1994 el poder como el primer presidente negro de una Sudáfrica pobre, violenta y polarizada.
"Mandela fue un hombre increíble. No sólo por la forma en que hablaba de la reconciliación, sino también por cómo la llevó a cabo", recordó hoy su socio en la transición de principios de los 90, el entonces presidente y líder de la minoría blanca, Frederik De Klerk, con quien compartió el premio Nobel de la Paz en 1993.
El mismo reconocimiento se respiraba esta noche en las calles de Johanesburgo.
Ya entrada la madrugada, sus seguidores eligieron despedirlo con la misma alegría y espíritu de reconciliación que marcaron y guiaron la vida y la lucha política del hombre que combatió uno de los regímenes políticos más racistas e injustos de la historia reciente de la humanidad.
Poco después de que se conoció la noticia de su fallecimiento, una pequeña multitud de jóvenes, blancos y negros, se reunió frente a la casa de la familia de Mandela en Johanesburgo para agradecerle por última vez por todo lo que hizo por el país.
Lo hicieron bailando y cantando, según mostró la cadena de noticias estadounidense CNN.
Pero la figura de Mandela hace mucho que trascendió las fronteras sudafricanas.
Con 67 años de activismo político, 27 en prisión y cinco como primer presidente negro de Sudáfrica, la tenacidad y su compromiso con la justicia, su defensa de la democracia, la igualdad racial y su mensaje de reconciliación convirtieron a Mandela en un admirado y respetado ícono global.
Prueba de ello fue que los líderes de los cinco continentes recordaron y reivindicaron su trayectoria y el legado que dejó.
Desde América latina, Europa, Estados Unidos y África, presidentes, líderes políticos y referentes de la lucha por los derechos humanos destacaron sus principales características: perseverancia, determinación, valentía, lucha, coherencia y una convicción total en la fuerza del diálogo y la reconciliación.
"El día que fue liberado entendí lo que un hombre puede conseguir con sus esperanzas dejando a un lado sus miedos", aseguró hoy el mandatario norteamericano Barack Obama, un hombre que también pasará a la Historia como el primer presidente negro de un país con un violento pasado racista.
Las dos próximas semanas estarán marcadas en Sudáfrica por una serie de actos, recordatorios y, finalmente, un funeral de Estado en la sede del gobierno en Pretoria, que durará tres días y que seguramente contará con la presencia de los principales presidentes y ex presidentes del mundo y millones de sudafricanos.
Al final de esta serie de homenajes, que prometen ser históricos y emotivos, el cuerpo de Madiba, el "padre" de Sudáfrica, como muchos de sus compatriotas ya lo apodaron, será transportado en un helicóptero militar a su pueblo natal, Qunu, donde será enterrado.
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