El 1 de febrero de 2003, el diario Clarín titulaba sobre los datos difundidos en ese momento por el INDEC: “El nivel de pobreza es cada vez más alto: 57,8% de la población”. Se trataba, entonces, de los números correspondientes al tercer trimestre de 2002 que capturaban el impacto de la megadevaluación de Duhalde.
Al término del primer semestre de 2003, ya asumido Néstor Kirchner, el INDEC informaba, en base a la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) continua, un nivel de pobreza del 54%. Desde aquel momento y durante los tres mandatos presidenciales del ciclo kirchnerista, la reducción de la pobreza fue persistente.
La controversia en torno de las mediciones oficiales, lamentablemente, se cristalizó en la interrupción de la serie sobre incidencia de la pobreza y la indigencia en 2013. Por eso, para analizar la evolución de la pobreza, de punta a punta, es preciso recurrir a otras mediciones alternativas. En ese sentido, hay varias mediciones de centros privados.
Entre ellas, las que realizó el Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (CIFRA-CTA), el Centro Economía Política Argentina (CEPA) u otras producidas en centros universitarios, como las de la Universidad Católica Argentina (UCA) y las del Instituto Gino Germani (UBA).
Al término del primer semestre de 2003, ya asumido Néstor Kirchner, el INDEC informaba, en base a la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) continua, un nivel de pobreza del 54%.
Al término del año pasado, CIFRA estimaba que “el nivel de pobreza se ubicó en 19,7% en 2015 (datos correspondientes al primer semestre)”. En el caso de CEPA sus mediciones arrojaban un nivel de pobreza de 19,8% en noviembre de 2015. Para el Gino Germani, a fines de diciembre de 2015 la pobreza se había ubicado en el 22%.
En cualquiera de los casos, el análisis de punta a punta del ciclo político-económico 2003-2015 muestra una clara reducción de la pobreza en Argentina durante esos doce años. En el caso del Gino Germani, la caída es de 32 puntos porcentuales de reducción de la pobreza en doce años, lo que equivale a 2,66 puntos porcentuales promedio por año. Si tomamos las mediciones de CIFRA o de CEPA, se trata de una reducción mayor, de más de 34 puntos porcentuales a lo largo del ciclo y de 2,85 puntos porcentuales por año, en promedio.
El análisis de punta a punta del ciclo político-económico 2003-2015 muestra una clara reducción de la pobreza en Argentina durante los doce años.
Los datos publicados la semana pasada por el INDEC ponen de relieve un hecho sustantivo: con el cambio de régimen político y económico que se produjo el 10 de diciembre, hubo un quiebre rotundo de la tendencia decreciente en materia de pobreza e indigencia. Para decirlo en criollo: la entrada en vigencia del neoliberalismo implicó que la pobreza, que venía de caer sistemáticamente durante los doce años previos con cualquier medición que se tome, volvió a crecer y, por cierto, a un ritmo alarmante.
Este inocultable quiebre en la evolución de la pobreza que, igual que ocurre con el desempleo, vuelve a colocar una situación tan dramática en el centro de los problemas reales de los argentinos, hace imposible que cualquier análisis, con mínimo viso de seriedad, pueda tomar en consideración la pretensión de Mauricio Macri de ser evaluado a partir de ahora.
Es que no puede pasarse por alto que, sólo durante los primeros seis meses de su gobierno, el paquete de políticas neoliberales, tras empujar a la economía a la recesión, destruir medio millón de fuentes de trabajo, acelerar brutalmente un proceso inflacionario que venía en retroceso y pulverizar la capacidad adquisitiva del salario y los ingresos de los argentinos, hundió a más de 4 millones de personas por debajo de la línea de pobreza. La foto que presenta el INDEC es, sin dudas, escalofriante: casi 14 millones de los argentinos son pobres.
Pero lo es aun más la dinámica que comenzó a operar en la Argentina no ayer sino hace nueve meses atrás: más de un tercio de los pobres de nuestro país fueron condenados a esa situación por Mauricio Macri en su primer semestre de gobierno.
Fuente: EnOrsai- Foto:LA NACION/SantiagoHafford
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