Números que no cierran: declara vivir con 15.000 pesos por mes. Sus gastos de expensas por su casona en el Tigre superan los 2.000 pesos. La escuela privada de sus hijos está en torno de los 6.000 pesos. Salud privada: unos 5.000 pesos para el grupo familiar. Gastos de seguro, combustible y mantenimiento de su camioneta, no menos de 2.500 pesos. Veraneo en una casona de Pinamar, a 80.000 pesos por mes.
Según su última declaración jurada de bienes y ganancias disponible, el diputado Sergio Massa dijo poseer un patrimonio de al menos 1.542.039 pesos. Lo juramentó frente a la Oficina Anti Corrupción. El muchacho nacido hace 41 años en el partido de San Martín acumulaba dos propiedades en un barrio privado a orillas del Delta, una camioneta VW y ahorros en efectivo por encima del medio millón de pesos. Nada mal para un joven dirigente que transcurrió casi toda su vida laboral en la función pública.
Sin embargo, lo más llamativo de su declaración no es la holgura de su patrimonio sino el modo en el que mantiene lo que dice poseer. El sugestivo dato surge del ítem “Gastos personales”, donde el declarante debe plasmar cuánto dinero insume al año para vivir. En esa oportunidad, Massa juró haber gastado 180.261 pesos en todo el período. Es decir: unos 15.021 pesos por mes. Con ese disponible mensual, debió afrontar los variados costos de sus propiedades, entre los que se cuentan las tasas municipales, los servicios y las expensas del barrio cerrado que, según sus vecinos, en ningún caso baja de los 2 mil pesos al mes.
También debe afrontar el pago por la escolaridad privada de sus hijos –unos 6 mil pesos, según fuentes del mercado–; los 5 mil pesos que cuesta mantener una cobertura médica prepaga de calidad; los gastos por seguro, patente y combustible de la camioneta; y los surtidos viajes al exterior. La aritmética sugiere que los 15 mil pesos declarados por Massa se irían sólo en esos gastos fijos, a los que habría que sumarle, claro está, el costo de alimentos, vestuario, entretenimiento y otras necesidades más o menos básicas de la vida familiar. Por cierto: el diputado y su familia no parecen estar vestidos y nutridos por obra y gracia de la caridad.
¿Cómo hizo Massa para cubrir los gastos de su confortable vida familiar con apenas 15 mil pesos al mes? El interrogante se amplifica cuando se bucea en su declaración jurada. Allí consta, por caso, que el entonces intendente percibía un ingreso salarial anual de 710 mil pesos, los cuales, descontado los pagos por ganancias y cargas sociales, implicaba un ingreso de bolsillo de unos 41 mil pesos al mes. Sin embargo, en una descomunal constricción al ahorro, Massa habría condenado a su familia a vivir con menos de lo justo para obtener una reserva anual de unos 300 mil pesos. Eso, al menos, es lo que consta en su declaración jurada, donde el diputado confiesa haber concluido el 2012 casi con 400 mil pesos más que con los que comenzó. Y eso que, como ocurre con las declaraciones impositivas, los bienes están consignados con sus valores fiscales, o sea, muy por debajo de su verdadero precio comercial.
A los efectos declarativos, por ejemplo, el valor de su coqueta casona construida sobre dos lotes en el exclusivo Barrio Isla del Sol de Tigre orilla los 600 mil pesos, lejos de los 800 mil dólares que le asignan como precio de mercado los corredores de bienes raíces de la zona. Con la camioneta –una Tiguan del 2010– ocurre algo parecido. Su valor, en la declaración, es de 155 mil pesos, unos 50 mil menos que lo que por entonces se valuaba en el mercado automotor. Estas inconsistencias entre los valores fiscales y precios de mercado son frecuentes en las declaraciones de bienes, pero no es común que un contribuyente diga vivir con menos de lo que en realidad necesita para vivir. Por el contrario, los contadores suelen recomendar que la declaración de Monto Consumido esté por encima de la “estimación razonable” que requiere la AFIP, precisamente, para evitar llamar la atención del organismo recaudador. “Sólo un pésimo contador le recomendaría a su cliente declarar un monto consumido exiguo, porque es como poner la cabeza en la boca del león. A la AFIP le puede llevar minutos descubrir que un contribuyente miente con sus gastos”, graficó un profesional con décadas de experiencia en la confección de presentaciones contables.
¿Por qué un contribuyente mentiría en la declaración de sus gastos anuales? “Hay muchas razones, pero lo más común es que en el afán de que cierre una declaración que viene floja de papeles a los colegas se les vaya la mano con el dibujo”, concluye el contador, que pidió reserva de identidad tras exponer detalles incómodos de su profesión. ¿Habrá sido ése el caso de Massa?¿Acaso su contador tuvo que extremar la creatividad para cerrar los números de su cliente? La respuesta, por ahora, sólo la conoce el diputado. Pero, de confirmarse esa hipótesis, no sería la primera vez que el muchacho resulta envuelto en un problema de papeles.
Llamativo, por decirlo de manera elegante, resulta la capacidad de ahorro de alguien que prácticamente vivió de sueldos estatales –diputado provincial, al frente del Anses, intendente, jefe de Gabinete–, para poder hacerse de una importante casa en el barrio cerrado Isla del Sol, que de acuerdo con los precios de mercado rondaría los 800 mil dólares. Una llamativa capacidad de ahorro del recientemente elegido diputado nacional.
A principio de 2013, el Tribunal de Cuentas de la Provincia de Buenos Aires –a través de su Delegación Zonal de San Isidro– apercibió al entonces jefe comunal y a varios de sus funcionarios por inconsistencias en la rendición del presupuesto ejecutado durante el 2011. Entre varios aspectos, la Relatoría cuestionó “haberse imputado erróneamente en el Presupuesto” una serie de recursos afectados como de “Otros Orígenes por 236.000 pesos, asignando en gastos la fuente de financiamiento de Libre Disponibilidad”. Más adelante, el informe observó por falta de transparencia la contratación de algunos servicios en forma directa cuando “correspondía otra modalidad”. Uno de los casos observados fue el de la empresa ShowKraft, que percibió una suma millonaria por servicios de logística asociados a la realización de espectáculos públicos promovidos por la comuna.
No es un secreto que Massa promocionó su figura primero –y su candidatura después– aceitando su vínculo con artistas y farándula a partir de la contratación de shows y espectáculos de primer nivel. Pero esa profusión del marketing tuvo un costo elevado, que la comuna pagó resignando inversión en infraestructura y acción social.
Ese desvió de recursos presupuestarios se vuelve especialmente dramático en un municipio donde las mayorías populares sobreviven con la necesidades básica insatisfechas. Un detallado informe elaborado por el Grupo de Estudio de Economía Nacional y Popular (GEENaP) detalló el drama social que rodea a los countrys y barrios de lujo como el que habita Massa:
- “Falta de desagüe cloacal: Sólo el 17% de los hogares de Tigre tienen desagüe cloacal. Esta cifra por demás alarmante se encuentra muy por encima del promedio provincial y Municipal.”
- “Déficit de Agua en red: El 64% de los hogares de tigre tienen agua en red mientras que la media provincial es de 75%.”
-“Déficit de Gas en Red: Sólo el 55% de los hogares tiene gas en red mientras que la media de la primera sección es del 60% y la de la provincia es de 65%.”
- “Mayor cantidad de hogares con vivienda precaria: Mientras que tanto para el promedio de la primera sección como para la provincia, el porcentaje de hogares con vivienda precaria es de 4%, el municipio de Tigre tiene valores de un 50% mayores siendo el 6% los hogares con vivienda precaria.”
- “Alta tasa de mortalidad infantil: En Tigre, por año mueren alrededor de 100 niños.”
- “Déficit de camas que presenta el hospital municipal: La cantidad de camas disponibles es de apenas 120, lo que implica un déficit de más de 250 camas.”
Frente a ese mar de necesidades, el GEENaP estudió cómo y en qué se había gastado el presupuesto 2012, el mismo año en que Massa declaró vivir con 15 mil pesos por mes. “Mirando la ejecución, nos encontramos con una importante subejecución en el crédito vigente de unidades jurisdiccionales clave para la implementación de políticas públicas destinadas a mejorar la calidad de vida de los habitantes del municipio”, dice el informe en sus conclusiones.
El desvío de recursos con destino social que se van por la canaleta del marketing y la autopromoción estaría asociado a la discrecionalidad con la que se manejaría el presupuesto comunal. Ya en 2012, por caso, esa relación había sido advertida por la oposición durante el debate por la rendición de cuentas de 2011. El Bloque de Acción comunal cuestionó, por caso, los elevados gastos en publicidad, propaganda y eventos que, sumados con el resto de los gastos de la Secretaría de Relaciones Institucionales, ascendían a más de 28.000.000 de pesos, lo que equivalía a lo gastado por todos los Centros de Salud del Municipio. Por su parte, el edil Luis Canceló se negó a aprobar los números massistas por la falta de documentación respaldatoria de una veintena de licitaciones públicas y privadas, las reducciones presupuestarias sufridas en el Servicio de Emergencias Tigre y el incremento de 4.000.000 de pesos en la Unidad Intendente, “sin que en la rendición se brinden detalles de la aplicación de esos fondos”. Años más tarde, el Tribunal de Cuentas de la provincia amonestaría al intendente con argumentos similares.
¿Acaso esa disponibilidad de recursos públicos con contabilidad viscosa colaboró para que Massa pudiera cubrir sus gastos familiares con apenas 15 mil pesos por mes? Otra vez, la respuesta la tiene el dirigente renovador, quien por estas horas veranea con su familia en una mansión de La Herradura, el único country golf club de Pinamar. La casona, a estrenar, se encuentra en un paraíso natural de pinos bañados por un lago privado. Los terrenos se venden a partir de los 1400 m2 y entre los servicios, el country ofrece canchas de golf, fútbol, tenis y polo. Y hasta un centro hípico con caballerizas, pistas de salto y vareo. “Caso raro, el de hacer una casona de ese tipo y alquilarla recién terminada”, dijo, extrañado, un empresario inmobiliario de la zona. Pasar un mes en ese oasis se paga unos 80 mil pesos, cash. Él la habría alquilado por dos. Más el precio de una carpa en uno de los balnearios más conocidos del lugar, que va de los 10 mil a los 15 mil pesos por mes. Tipo afortunado, Massa.
Fuente: RevistaVeintitres
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