El Centro de Economía Política (CEPA), presentó su informe sobre la cantidad de personas sin trabajo y suspensiones en el primer año del gobierno de la Alianza Cambiemos, y que evidencia el frágil 'acuerdo antidespidos' entre gobierno y empresarios.
Al presentar su informe sobre la cantidad de despidos y suspensiones en el primer año del gobierno de la Alianza Cambiemos, el Centro de Economía Política (CEPA), recuerdo una frase dicha por Mauricio Macri en mayo del 2015: "Vamos a generar trabajo de calidad".
Pero en las primeras líneas del estudio, el relevamiento no solo contradice las palabras del presidente sino que desmienten toda mejoría: la cantidad de despidos se incrementó drásticamente.
Mientras que en septiembre fueron 1.554 despidos y 3.532 suspensiones, entre octubre y noviembre se produjeron 11.127 despidos y 7.993 suspensiones. Esta cantidad resulta la más significativa para dos meses consecutivos desde el período abril/mayo.
Así, dentro del sector privado se manifiesta una significativa representación de los despidos de la industria sobre el total de lo relevados. En octubre y noviembre, los 16.103 casos de la industria representan el 84% de los despidos y suspensiones.
Los despidos y suspensiones tanto en el sector primario como en servicios y en construcción han sido relevantes en su sector pero poco significativos en el conjunto.
En los informes previos a lo largo de 2016 se indicó que, en términos secuenciales, a los despidos producidos en una primera instancia, entre los meses de diciembre 2015 y enero 2016, en el sector público y la construcción (esta última como resultado de la paralización de la obra pública), le siguieron una ola de despidos y suspensiones en el sector privado, particularmente en la industria (acompañando la retracción de la producción), que seguidamente impactó de manera negativa en el sector de servicios.
Durante el mes de agosto ese proceso se conjugó con una nueva ola de despidos del sector público. En septiembre, una reducción en la cantidad de despidos hacía parecer cierta estabilización en la dinámica del empleo.
Sin embargo, tanto octubre como noviembre volvieron a mostrar una elevada cantidad de despidos y la continuidad de las suspensiones en la industria, reflejando la profundización de la retracción en la producción de bienes.
En el total de los despidos y suspensiones, el 85% de los casos de la industria están vinculados a ocho actividades: metalúrgico, textiles, automotriz (con autopartes y neumático), electrónica y electrodomésticos, alimentos y bebidas, petróleo, energético y frigorífico.
En los meses de octubre y noviembre el 80% de los despidos se han concentrado en cuatro actividades: textil, electrónica y electrodomésticos, calzado y metalúrgico.
¿Y el compromiso antidespidos?
A pesar de la existencia de un compromiso firmado por el Presidente Mauricio Macri y las grandes empresas por 90 días y a la luz de la evolución de los despidos y suspensiones entre mayo y agosto, se puede percibir que el comportamiento empresario fue homogéneo respecto de los despidos y suspensiones durante y después del mismo: siguieron despidiendo trabajadores.
El nuevo acuerdo realizado a fines de noviembre parece recorrer el mismo camino. Desde el 23 de noviembre, fecha de firma del actual compromiso, hubo despidos en Avenida.com (120), Brinkmann (4), Triángulo Color (30), Cerámica San Juan (5), Casino Golden Night (2), Canal 13 de Santiago del Estero (20), Nevares (60) y Pecom en Cerro Dragón (270). El total 511 despidos.
Sin trabajo, pero con contención social resulta sintomático el corrimiento del Ministerio de Trabajo y el mayor protagonismo el Ministerio de Desarrollo Social. Macri vetó la Ley Anti despidos, no concedió la reapertura de paritarias exigida por un amplio arco sindical del sector público y privado, y plantea que los convenios colectivos son vetustos y tienen que ser del siglo XXI, pero acepta sin demasiados cuestionamientos con dos Ministros clave como Stanley y Triaca la emergencia social.
Básicamente, porque este esquema de contención es directamente funcional al modelo excluyente en el orden económico. Complementariamente, el Ministro de Trabajo indicó su voluntad de avanzar en un acuerdo de negociación paritaria que implique la discusión “para adelante” (es decir, sobre las expectativas futuras).
Incluso se especula con la propuesta oficial de negociación semestral que implique “ajustes” en exceso o por debajo de la inflación, es decir, que si las paritarias quedaran por encima de la evolución de la inflación entonces el exceso queda a cuenta de aumentos futuros.
En este marco, se visualiza el corrimiento de la cuestión salarial de la agenda (política y mediática) pero sigue presente en el orden sindical y como necesidad de los trabajadores.
En efecto, la enorme cantidad de conflictos por reapertura de paritarias se extiende incluso a octubre.
Por otro lado, el problema del empleo fue deliberadamente "pateado" a marzo de 2017, con el frágil acuerdo gobierno - empresarios que ya se demostró que en su primera versión no funcionó.
En paralelo, en la actual CGT conducida por Daer, Schmid y Acuña, preocupados por mantener la interlocución con el Gobierno y centralizar el canal de dialogo, se consolidó la “estrategia de prudencia”, acordando le eximición del pago de ganancias del segundo aguinaldo para los salarios, el acuerdo por el pago de un bono con el gobierno (heterogéneamente acatado por las patronales) y un bono para empleados nacionales de $2.000 a $3.500.
Finalmente, frente al incesante reclamo de los trabajadores, las cúpulas sindicales decidieron bajarse de la amenaza del paro nacional, y participar de la movilización de las organizaciones sociales por la Emergencia Social.
Fuente: DiarioRegistrado
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