Se orientan más a los servicios que a la producción. Abren otras tres plantas de semillas y se amplían en pastas.
Grobocopatel vendió el viernes pasado en unos US$ 450 millones su empresa en Brasil al coloso japonés Mitsubishi. Y como si se tratara de una simultánea de ajedrez, ayer se convirtió en un recién llegado al rubro de agroquímicos en la Argentina: compró Agrofina al fondo Vicus de EE.UU. Agrofina vende US$ 60 millones al año.
En lo que fue un lunes agitado, al mediodía firmó los contratos y por la tarde estaba instalado en la sede de la firma que acababa de adquirir, un edificio con privilegiada vista al río en Vicente López.
-¿Qué busca?
-Vamos cambiando cómo pensamos lo que hacemos. Somos un ecosistema de negocios. La agricultura nueva requiere servicios y productos ultra especializados. Nos acercamos al productor para ofrecerle la semilla curada, con agroquímicos y lista para sembrar. Además, proveemos la logística, la financiación y las herramientas para la gestión del negocio y del riesgo. Con la red comercial que tenemos, el potencial es enorme. Somos cada vez más un grupo que presta servicios. Y vamos a invertir $400 millones en tecnologías de alto valor.
-¿Por qué se fueron de Brasil?
-En cinco años hicimos una empresa que creció diez veces y tenía ingresos por US$ 600 millones. Fue una oportunidad que apareció en forma inesperada. Mitsubishi compró primero el 20% y nos dijo que necesitaba entrar en América latina. Quedamos con otra empresa en San Pablo con un molino y la distribución de harinas. Y vamos a volver a Brasil dentro de poco.
Los Grobo son socios del brasileño fondo Vinci, con el 22% del total de la compañía. El resto pertenece a la familia Grobocopatel. Este año facturarán US$ 760 millones. Horacio Busanello, CEO de Los Grobo, anticipa las inversiones: una planta de semillas en Tandil, otra en Córdoba y una más en La Pampa, a lo que se añade la ampliación de la fábrica de pastas.
Fuente: Clarín
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