martes, 16 de julio de 2013

Quien es Sergio Massa, el candidato del Frente Renovador antikirchnerista; alianza electoral conformada por ex kirchneristas, ex duhaldistas, ex menemistas, radicales y macristas

Opera en los medios con amistades, rosquea en el peronismo con histeria y diseña su modelo de país rico en la Miami del conurbano, como le gusta que la llamen. La seguridad en un distrito que cedió el sesenta por ciento de su territorio a los barrrios privados.

Sergio Massa es un político joven, fashion y bastante conocido.

Es el dueño de una sonrisa de plastilina que bien podría recordar a la de Carlos Ruckauf, el joven ministro de Isabel que fue gobernador. Opera en los medios con encuestas y amistades, rosquea en el peronismo con histeria y diseña su modelo de país rico en el municipio de Tigre, la Miami del conurbano, como le gusta que la llamen. Cobija además, por si hace falta, asesores que trabajaron para Ruckauf.

Massa es el apellido que, desde un municipio con vecinos distinguidos, quiere disputar con Daniel Scioli y Mauricio Macri la interpretación de la política sin los Kirchner.

Massita arrancó 2013 con una fabulosa campaña de instalación mediática que lo ubicó, muy rápido, entre los aspirantes a la carrera presidencial. Encargó encuestas y empezó a llamar a periodistas amigos que tienen peso y horas en la pantalla de televisión, en las radios y en los grandes diarios. Massa habla con ellos, les hace chistes, los invita a comer asado a su casa, a jugar al fútbol, a ver los partidos de Tigre. De copado que es. Muchos estuvieron, a fines de 2012, en la exhibición de Federer y Del Potro en Trilenium que organizó el empresario Guillermo Maron. Como Sebastián Eskenazi, el que se creyó dueño y se creyó petrolero.

Massa buscó un distrito a su imagen y semejanza. Eligió Tigre y no San Martín, el partido en el que nació y en el que se inició a caballo de la Ucedé y el peronismo de Barrionuevo.

Tigre es un lugar en el que los terrenos dispararon sus precios en los últimos 20 años, en sincronía con la explosión de los barrios cerrados. Nordelta, Santa Bárbara, Isla del Sol, La Escondida, Los Álamos, Jacarandá, comenzaron a instalarse en Rincón de Milberg cuando el precio del metro cuadrado oscilaba entre 1 y 3 dólares, a principios de los noventa.

Ya en 2005, la escala variaba entre 25 y 250 dólares. Compraron terrenos inundables a muy bajo costo en una época en la que se consolida un rediseño del espacio urbano. Grupos financieros que participan de operaciones inmobiliarias con el aval del Estado y junto a las concesiones de las autopistas en la zona y a obras de infraestructura importantes. El Estado en Tigre –imposible olvidarlo- fue durante 30 años Ricardo Ubieto, el intendente que inició su gestión al final de la dictadura y gobernó hasta morirse, a fines de 2006. En la década del noventa, los emprendimientos inmobiliarios crecieron un 180 por ciento y los asentamientos un 132 por ciento. Lo explica bien el arquitecto y profesor de la UNGS Juan Lombardo en un libro que se llama “La construcción de la ciudad. El caso de la Región Metropolitana”.

Massa quizás no haya leído el libro pero tuvo la suerte de conocer a Jorge O’Reilly durante un festival, justamente en los noventa y en Rincón de Milberg. El que los presentó fue Horacio Rodríguez Larreta. Egresado del Colegio Cardenal Newman, ex jugador de rugby y descendiente de Lanusse, O’Reilly ahora tiene 44 años y más de veinte countries en Tigre pero se acuerda bien de aquella tarde en la que cantaba con su grupo Los Isleños y Horacio lo acercó a Sergio. Aunque su apellido no es popular como el de Massa en la zona norte, su creación Emprendimientos Inmobiliarios de Interés Común (EIDICO) está en todos lados.

Eidico debutó hace más de quince años con Santa María de Tigre y no paró de crecer. Construyó Santa Bárbara en 241 hectáreas usurpadas al Estado por Telecom, y Santa Catalina, sin habilitación municipal, en 126 hectáreas con salida directa al río Luján a través del canal Villanueva. La factibilidad de Santa Catalina fue otorgada por la gestión Massa varios años después que el barrio estuviera construido.

Más tarde vinieron Altamira, El Encuentro y los once barrios santos del complejo náutico Villa Nueva: Santa Catalina, San Agustín, San Benito, Santa Clara, San Francisco, San Gabriel, San Isidro Labrador, San Juan, San Marco, San Rafael, Santa Teresa. O’Reilly es católico de los de Ratzinger y pertenece a una familia de linaje, pero sobre todo es un desarrollador inmobiliario que construye barrios privados en zonas inundables. Según un trabajo del ambientalista Ricardo Barbieri, San Isidro Labrador, Santa Catalina, Santa Clara, San Agustín y Santa Teresa se abrieron a la construcción edilicia sin hacer las obras de infraestructura mínimas que exige la ley.

Pese a que no tenía antecedentes en política, en 2009 Massa llevó al dueño de Eidico a la jefatura de Gabinete como asesor ad honorem. O’Reilly le recomendaba al Gobierno que estableciera un vínculo institucional con el nuncio Bernardini y deje de lado al cardenal Bergoglio porque, decía, hace “política partidaria”.

La desarrolladora inmobiliaria enfrenta denuncias en distintas provincias. En Tigre, la piedra en el zapato es Punta Querandí, donde un amparo que presentaron el Movimiento en Defensa de la Pacha y la fundación Pro-Tigre llevó a la jueza Delma Cabrera a suspender a fines de 2011 las obras de Eidico. En esa zona, conocida antes como Punta Canal, existe un cementerio indígena. La intención del egresado del Newman era anexar esas tierras a las 850 hectáreas del complejo Villa Nueva.  Desconociendo una cautelar, O’Reilly retomó las obras en agosto del año pasado, pero un grupo de vecinos (que no es parte del 73 por ciento que votó a Massa en 2011) volvió a frenarlo.

La asamblea de Villa La Ñata se opone a una política urbana que cede espacios públicos para emprendimientos privados como parte del Nuevo Delta, una marca que lleva a tapiar durante meses 800 metros de costa del canal García y el canal Villanueva para cederla finalmente a un paseo de compras y restaurantes para turistas que durante el fin de semana retiran sus lanchas de las guarderías náuticas y se apropian literalmente del lugar. A fines de enero, Massa inauguró las obras con Luciano Pereyra en el Dique Luján y transmisión de Telefé. Ese es el pollo.

Tigre no es solo Eidico. Consultatio, Pentamar, Supercemento, Dyopsa, Urbanizadora Rincón de Milberg, Rincón de Tigre, por nombrar a las pioneras, desarrollan viviendas de lujo junto a espejos de agua. Ahora avanza el proyecto Venice, que se publicita a página completa como la primera ciudad navegable de la Argentina. 32 hectáreas con un frente de 500 metros sobre el río Luján. Pero se están elevando terrenos, talando cientos de árboles y desviando cursos de agua naturales.

A unos cien metros de la primera ciudad navegable de la Argentina, está La Garrote, el escenario en el que Pol-ka logró ingresar para filmar El Puntero con una sola condición: que no se mencione a Villa Garrote como parte de su municipio. Ahí, a cinco cuadras de la avenida Italia y de Tigre centro, viven más de 700 familias en condiciones de pobreza extrema, sin agua potable ni cloacas, y las inundaciones son una constante.

Según la Asamblea Delta y los vecinos de Villa La Ñata, hoy el 60% del territorio del partido de Tigre –148 kilómetros cuadrados de continente– está ocupado por barrios privados cuyos terrenos fueron rellenados y elevados de manera irresponsable. Ante cada tormenta fuerte o marea, el agua tapa a los que viven fuera de esos muros perimetrales. Dentro de ese 60% del territorio, solamente habita el 10% de la población de Tigre: el otro 90% se asienta en el 40% restante que ve colapsar los servicios de agua, luz, cloacas y gas.

Por las noches, va  a comer al Delta, esa inmensidad de 221 kilómetros cuadrados de islas donde el único barrio privado que quiso instalarse –Colony Park en 2007, en 300 hectáreas– fue rechazado por asambleístas e isleños. Ahí, donde hoy los isleños necesitan carnet para circular y son un obstáculo no redituable para el nuevo Tigre.

Al ex menemista Pato Galmarini lo relega al lugar de suegro insidioso y experimentado y no lo deja aparecer demasiado. Pero a Malena –así la llaman en Tigre– la sube a escena. La hija del Pato gana protagonismo desde la secretaría de Desarrollo Humano.

La política de seguridad es otro punto de la gestión. Massa pone camaritas por todos lados. Pero, cuando algo pasa –balazos entre sectores de la barra de Tigre en febrero 2013–, no funcionan.








Fuentes: Diego Genoud- RevistaCrisis/ANRed/@hectordeflores

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