El interés de los empresarios rusos por productos argentinos creció de manera exponencial durante el último mes, desde que Moscú prohibió la importación de manufacturas provenientes de EEUU y Europa y posó su interés en Argentina, Brasil y otros países para suplir ese cierre.
Esta nueva situación, a criterio de los responsables de la Cámara de Comercio e Industria Argentino Rusa (Caciar), significa para el país una demanda "inimaginable" en alimentos, así como también en maquinaria agrícola, tecnología, medicamentos, construcción y turismo.
"Existe una demanda que no nos podemos ni imaginar y las consultas a nuestra cámara aumentaron el último mes alrededor de mil por ciento", dijo el director ejecutivo de la Caciar, Matías García Tuñón.
Las restricciones que el gobierno de Vladimir Putin impuso el 7 de agosto a las importaciones de alimentos de Estados Unidos, la Unión Europa, Noruega, Australia y Canadá por su posición en la crisis con Ucrania, generaron una avalancha de pedidos por parte de empresarios rusos, que empiezan a desabastecerse, y un promisorio mercado de más de 18.000 millones de dólares anuales para los exportadores argentinos.
Las nuevas oportunidades en Rusia fueron detalladas hoy durante una charla organizada por la Cámara de Comercio e Industria Argentino Rusa (Caciar) a responsables de empresas con interés en ese mercado, en preparación de la misión multisectorial coordinada por la Cancillería y la Fundación Exportar, que se realizará 15 y 16 de septiembre a Moscú.
Por su parte, el presidente de la entidad, Jorge García Tuñón, con más de 20 años de experiencia en las relaciones comerciales con Rusia, precisó que la cámara recibe entre 100 y 150 consultas diarias para reemplazar los productos vedados, y que llevó en el caso de la carne "al cierre de frigoríficos por falta de materia prima o de restaurantes".
Los pedidos se centran en leche y lácteos; embutidos; carnes bovina, porcina y aviar; pescado; insumos para confitería; frutos secos; dulces, frutas tradicionales y únicas; productos alimenticios populares de Argentina, que los rusos consideran gourmet, y aceite de soja.
Rusia importa el 40 por ciento de los alimentos que consume y dejó de adquirir cerca de 20.000 millones de dólares a los países sancionados, pero a nivel global compra al mundo por 344.000 millones de dólares, principalmente maquinarias, productos farmacéuticos y tecnología, de los que tiene como principales proveedores a China, Alemania, Ucrania, Italia y Estados Unidos.
"Según cómo se vaya desarrollando la tensión con los países sancionados, probablemente el gobierno aumente las restricciones", con lo que "hay productos que hoy no están en la lista de vedados que pueden estarlo a futuro, como el aceite de oliva y el vino", agregó el director ejecutivo de la Caciar.
El directivo explicó que hay un cambio de paradigma en el sector de alimentos, que antes demandaba materias primas para la industria y ahora pide productos para las góndolas de los supermercados.
Sin embargo, y más allá de las restricciones impuestas por un año a los alimentos, Argentina tiene potencial para aumentar sus exportaciones de maquinarias agrícolas y medicamentos a Rusia, a partir de la decisión de ese país de modernizar la producción agrícola y farmacéutica.
El gobierno ruso dispuso fondos por 3.200 millones de dólares para financiar la compra de maquinaria agrícola y de otros 3.500 millones de dólares para modernizar la industria farmacéutica, sector en el que Rusia es tercero en crecimiento y tiene rebajado los aranceles de importación al 15 por ciento.
La construcción es otra área de grandes posibilidades, ya que Moscú desembolsará en los próximos años 230 mil millones de dólares para modernizar su tránsito, puertos y aeropuertos, y otros 7.300 millones para la construcción de estadios para el Mundial de Fútbol de 2018.
También tiene potencial el software, sector en el que Rusia es segundo productor después de India, con exportaciones anuales por 6.000 millones de dólares, y con el que Argentina puede asociarse.
El turismo es otros de los rubros a explotar. En 2013 viajaron por el mundo 30 millones de rusos, y si bien la distancia es un factor influyente no es determinante, ya que de esos turistas, 170.000 fueron, por ejemplo, a República Dominicana, y a Argentina solo 9.000.
El vicepresidente de Caciar, Andrés Fernández, explicó que ante la creciente demanda de los productos argentinos, tres bancos rusos manifestaron interés en financiar estas importaciones y, eventualmente, instalarse en el país.
"La idea de estos bancos es celebrar convenios, para lo cual están en etapa de evaluación por parte del Banco Central, en cuanto a su calificación y los requisitos exigidos por las normas argentinas", precisó el directivo, quien, sin identificar a las entidades, indicó que una de ellas tiene capitales por 5 mil millones de dólares.
"El mercado es ilimitado y hay una vuelta de página desde el 7 de agosto", alentó el presidente de Caciar, en tanto, su director ejecutivo advirtió que los 20.000 millones en importaciones restringidas "van a direccionarse al país que llegue primero y mejor", al señalar que Brasil, Uruguay, Paraguay y Turquía "también compiten en la misma carrera".
La balanza bilateral sumó el año pasado 2.440 millones de dólares, con un déficit para Argentina producto de importaciones por 1.724 millones y exportaciones por 716 millones, según datos de la Aduana, publicados por la Caciar.
El intercambio fue creciente y superavitario hasta 2011, con una caída tanto de exportaciones como de importaciones en 2009.
En 2010, la balanza comenzó a recuperarse y al año siguiente se revirtió el resultado para iniciar la tendencia deficitaria, causada, principalmente, por la importación de gasoil ruso.
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