jueves, 27 de octubre de 2011

Compañero Néstor Kirchner ¡Presente! ¡Ahora y siempre!

Hacía pocos días que el ex Presidente Néstor Kirchner y la Presidenta Cristina Fernández tuvieron un encuentro con la Juventud Peronista en el Luna Park encabezado por dirigentes juveniles como Juan Cabandié, José Ottavis y Andrés Larroque.

Fue poco después de que Kirchner fuera sometido a una angioplastía coronaria que lo recluyera a la clínica en Los Arcos de Palermo donde permaneció casi 24 horas.

Allí Cristina Fernández expresó: "La televisión dura dos minutos, la foto en el diario de hoy ya es vieja. Lo importante es entrar en la historia, vos elegís donde querés estar”.

Al costado, detrás de los oradores presidenciales se encontraban sendos posters de El Eternauta de Héctor Germán Oesterheld. Uno llevaba la cara de Néstor Kirchner, el otro el de la Compañera Presidenta.

Es que era Néstor Kirchner quien, en primer lugar, había aceptado la convocatoria, pero, después de su internación, era reemplazado por Cristina.

Sin embargo, él estaba allí, firme, haciendo acto de presencia, realizando el esfuerzo de estar presente, de dar el ¡Presente! a las juventudes convocadas.

El Luna Park rebosaba.

Afuera miles de jóvenes seguían el acto por las pantallas.

Era un momento sagrado.

”Si nosotros en lugar de haber sido una juventud que crecía en medio de golpes de Estado, hubiéramos podido tener esta Argentina donde estamos construyendo ciudadanía social, ¡qué país diferente hubiéramos tenido! Les tengo una sana envidia porque pueden vivir en un país donde hay total libertad", completó Cristina Fernández al establecer una comparación con otras generaciones que soportaron dictaduras, (rezaba un cable de Télam).

El Eternauta de Oesterheld con el rostro de esta pareja de peronistas militantes los instalaba, junto a los jóvenes, bajo la lluvia de copos iridiscentes y letales arrojados por los “Ellos” el enemigo superior. El enemigo verdadero.

Esto situaba a Néstor y Cristina en una lucha por la supervivencia de la especie. Frente a la agresión del establishment, los cipayos, las corporaciones mediáticas, el imperialismo, el colonialismo.

Néstor y Cristina juntos. Una pareja militante. Por la felicidad del pueblo y la grandeza de la Patria Grande ya que Néstor había asumido, ya, como Secretario General de la UNASUR.

Esa fue su última indicación simbólica. Su lucha por la unidad de la Patria Grande. Su contribución a la unidad entre Colombia y Venezuela. Su gesto solidario desde el UNASUR para con la epidemia del cólera en Haití, hacía pocas horas.

También su vigilia junto a la compañera Presidenta, después de la muerte del compañero Mariano Ferreyra, a manos de sus asesinos, hasta la detención de Pablo Díaz y Cristian Favale.

"Yo no solo tengo esperanzas, también tengo la certeza que el viejo país de la impunidad no vencerá", dijo la Presidenta.

Néstor Kirchner moría, poco después. Ingresaba al Comando Celestial -como decimos en la Agrupación Oesterheld. Allí era recibido por Perón, por Evita, por los 30.000 compañeros que le agradecian su lealtad inquebrantable con ellos, frente a sus asesinos, sus torturadores, sus secuestradores.

También estaban Mariano Morerno, el Chacho Peñaloza, Felipe Varela, Manuel Belgrano, Don José de San Martín, Cacho El Kadri, Ernesto Che Guevara, Miguel Martín de Güemes, Enrique Oliva, Fermín Chávez, Don Juan Manuel de Rosas, Castelli, recibiendo al hijo predilecto. Y hubo mateada virtual y asadito.

Castigados corazones peronistas.

¡Que cosa la historia del movimiento nacional y popular! Era como si otra vez hubiera muerto Perón pero, ahora, lo sobreviviera Evita.

”Junto a todas las cosas que hemos construido, una de las más importantes fue visualizar a los trabajadores como uno de los componentes esenciales de este proyecto", afirmó Cristina Fernández como militante en River Plate.

Recuerdo claramente el gesto de la presidenta de la Nación cuando puso su mano sobre el jopo rebelde de Néstor Kirchner, días antes, en la majestuosa conmemoración del 17 de Octubre en el estadio monumental que organizara la CGT y el movimiento obrero argentino; como se quebró de emoción con los familiares de los combatientes muertos en Malvinas; como lo hizo con Elsa Oesterheld cuando le entregáramos la estatuilla de El Eternauta en el teatro Argentino de La Plata en ocasión de la Ley de Medios.

Había allí un sentimiento contenido de emoción. Un estertor, que ahora aflora y se derrama sobre el alma de la Patria.

Ese día de conmoción me hace acordar a la congoja del día de la muerte del Presidente Kennnedy en los ´60 y, naturalmente al día de la muerte del General Perón, nuestro máximo líder.

El pueblo argentino tardó casi 30 años desde la muerte del General Perón para reconstruir un liderazgo que encarnara sus legítimos deseos e intereses.

No resulta tan fácil para el pueblo construir un liderazgo que enfrente al enemigo real y que defienda los intereses verdaderos de los trabajadores, de los desocupados, de los sectores más necesitados del pueblo, de su clase media patriótica, de su elite patriótica.

La tarea exitosa de Néstor Kirchner, recién empezaba, ¡tenía tanto para aportar! (como recién se expresaba la de Evita cuando el cáncer se la llevó).

Ahora quedan Cristina y los Compañeros al frente del valiente pueblo argentino.

Antes de irse con Héctor, Francisco Solano López, el gran dibujante de El Eternauta, dibujaba su último Juan Salvo con el rostro de Néstor Kirchner. Fué su mensaje final.

Néstor Kirchner, como Juan Salvo, comenzaba a viajar por lo que es eterno. En algún lugar volverá a iniciar esta historia de amor y lucha por lo mejor de nosotros mismos.

También, -como Juan Salvo buscara empecinadamente el hogar para reencontrarse con Martita y Elena- Néstor Kirchner se reencontrará con Cristina y Máximo y Florencia en algún lugar del Continuum, porque la felicidad es un norte y se encuentra en el hogar y el dolor en algún momento se convierte en puro amor.

Y el amor es eterno.

Como el amor del pueblo por Perón y Evita.

A un año de su muerte, compañero Néstor Kirchner ¡Presente!

Ahora y siempre.

El pueblo ha inscripto su nombre en el carro de la victoria.


Nota: Me situo en aquello que escribi en aquel momento y vuelvo a bañarme en esas aguas, con la misma congoja.



Por Martín García *
(*) Presidente de la Agencia Télam

1 comentario:

  1. Qué lindas palabras. Me hizo acordar al último día del velatorio. Cuando entré en la sala velatoria sentí de golpe una emoción muy fuerte. Creo que había una energía y una fuerte tristeza en ese lugar. Se sentía que mucha gente había pasado por ahí llevando su pena y su reconocimiento emocionado. No quero caer en sentimentalismos ni parecer por lo que dije un Paulo Cohelo de barrio, pero alguien que es tan llorado cuando se va necesariamente tiene que haber sido un benefactor.

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