Hay infinidad de interpretaciones sobre el rol de los medios en una sociedad, y quizá sean todas válidas. Pero en el andar por esos caminos, lo que se percibe en la práctica periodística cotidiana es que hay empresas de comunicación que son capaces de mostrar lo peor de sí, de disfrazar el odio de noticia y de convertir el deseo del mal en una estrategia metódica e inescrupulosa.
Ese límite cruzó el opositor diario Clarín, que lamentó en tapa que los estudios finales de la tiroides extirpada a Cristina Fernández de Kirchner modificaran el primer diagnostico y revelaran que la Presidenta no tenía cáncer, sino nódulos benignos.
Resuelto a ocultar las explicaciones científicas del caso, el matutino regenteado por Héctor Magnetto hizo un título catástrofe: “La Presidenta fue operada por un cáncer que no tuvo”. Se lamenta, casi como deseando no dar la noticia sobre la buena salud de la jefa de Estado. Clarín elige no ver, como sí lo hizo el diario La Nación, los argumentos médicos del caso. “Al diagnóstico de cáncer de tiroides se arribó a partir de una ecografía de rutina, en la que se observó la presencia de nódulos que luego fueron analizados mediante una punción citológica. El análisis de la punción se repitió cinco veces para confirmar el resultado. La punción es siempre un estudio orientador, nunca un diagnóstico definitivo. Eso se obtiene cuando se saca la pieza para su estudio histopatológico. Una cosa es analizar células, y otra es el análisis de todo el tejido y de sus estructuras”, coincidieron los médicos consultados por el diario de Bartolomé Luis Mitre.
Apenas poco menos sutil y elíptico que Clarín fue el siempre opositor Perfil con su título “Operación tiroides”, como deslizando que la cuestión resultó un plan oficial vaya a saber para qué. Quizá el mismo diario de Jorge Fontevecchia debería haber revisado sus últimas tapas, en las que habla de los altos niveles de adhesión que conserva la Presidenta, incluso luego de haber tomado decisiones antipáticas para la sociedad como la eliminación de los subsidios a las tarifas de energía.
Quizá se ha naturalizado la idea de que los medios de comunicación responden siempre a intereses que van mucho más allá que la mera interpretación de la realidad, pero hay límites que algunos medios no están dispuestos a respetar. Son esos mismos que acusan constantemente al gobierno de fomentar la “crispación” y responden con el odio y el deseo del mal.
por GRUPO CRONICA.
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