Ritondo celebró el triunfo del presidente del club que tomó licencia luego del escándalo con los violentos. El rol del vocal Marcelo Morales.
Detrás de la guerra que libraron esta semana las dos barras enemigas del club Nueva Chicago, dentro del Hospital Santojanni existe una delgada línea de conexiones que desembocan en los comisarios de la Policía Federal del distrito, los principales punteros de la zona sur porteña y los partidos políticos de la Ciudad.
Dentro de esa galaxia de relaciones inconfesables, el club que cumplió su primer siglo el 1 de julio de 1911, tiene una serie de lazos, muy estrechos, que llegan hasta la puerta del vecino más poderoso y ambicioso del barrio de Mataderos: el actual vicepresidente primero de la Legislatura Porteña Cristian Ritondo.
El hombre, ex viceministro del Interior de Eduardo Duhalde, pasa por un mal momento con el club de sus amores, especialmente desde que la guerra eterna entre los barras de Los Perales con sus enemigos de Las Antenas se cobró un muerto.
Desde entonces, sus asesores le recomiendan no volver a mencionar su pasión por Nueva Chicago y, para garantizarlo, amputaron de su cuenta oficial de Twitter la última expresión de júbilo que Ritondo hizo pública sobre su club. Fue el 4 de diciembre, durante el cierre de las elecciones internas del viejo club de Mataderos. “Querido creo que otra vez estamos ganando con cerca del 65 por ciento. Mi amigo Fusca se impone en el Torito de Mataderos”, twitteó exultante el legislador y luego aclaró: “Mi cantidato en el Torito. Ganador.”
En ese momento a Ritondo le faltaban 48 horas para asumir como vicepresidente 1º de la Legislatura y, gracias a ese intercambio de 140 caracteres que mantuvo con el encuestador Artemio López, hizo pública una trama que lo vincula con las barras más duras del sur porteño.
Ese 4 de diciembre, Fusca había ganado la interna del “Torito” con la lista “Esperanza Verde y Negra”.
Luego de ganar las elecciones del club, Fusca comenzó una campaña para sumar socios que todavía se ve en el barrio: “Ponete la camiseta, hacete socio. Apoya Ritondo”, dicen, todavía, algunas paredes cercanas a la Avenida de Los Corrales.
Por esos días, el objetivo de Fusca y Ritondo consistía en sacar al “torito” del olvido y aprovechar el envión que el diputado había cosechado un mes antes, cuando logró que todos sus colegas aprobaran la condonación de las deudas del club con el Estado porteño y extendieran el derecho de posesión sobre los terrenos públicos del club por 20 años más.
Con ese viento a favor, Fusca trató de reunir a las dos barras antagónicas que terminaron a los tiros, con un muerto en el medio y dentro de un duelo criminal que siguió en el Santojanni.
Desde entonces, Ritondo censuró su pasión por el Torito.
A su alrededor dicen que no es conveniente que el virtual presidente del viejo Concejo Deliberante porteño quede vinculado a una pelea entre barras y mucho menos, que se conozca su relación con Marcelo Morales, el socio Nº 40.477 del club.
El hombre es vocal titular de la gestión de Fusca, reporta a la nómina de hombres del diputado y en julio de 2008 fue filmado por una cámara oculta, mientras cobraba dinero por alquilar ilegalmente el Parque de la Ciudad.
Por esos días, “el chino Morales” era el director del viejo Interama y había llegado al cargo gracias a los buenos oficios de su jefe político que ahora tiene un nuevo sueño: olvidarse de Nueva Chicago, al menos por un tiempo.
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