viernes, 3 de febrero de 2012

Mientras continúan los rumores de difenrencias internas en el macrismo, la vicejefa María Eugenia Vidal tuvo que remar la defensa de los 106 vetos

Rumores de una discusión áspera entre el vicepresidente primero de la Legislatura, Cristian Ritondo, y el jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta.

El diluvio de vetos de Mauricio Macri inundó a cada sector político de la ciudad.

La vicejefa María Eugenia Vidal volvió a tener que remar sola la defensa de los 106 vetos, mientras continúan los rumores de chubascos internos en el macrismo.

Bajo el paraguas de Cristina Fernández de Kirchner, quien aludió al jefe de Gobierno como un “vetador serial”, el vicepresidente Amado Boudou virtió sus críticas: “Tenemos al Capitán Veto y no se dice nada”.

Para el diputado radical Ricardo Gil Lavedra, el veto a la regulación de la publicidad oficial fue la gota que colmó el vaso: “No revela demasiado espíritu republicano”, advirtió. “Le falta el respeto a la Legislatura”, tronó, por su parte, el socialista Roy Cortina.

Para Macri, fue como escuchar llover.

En la gestión PRO pusieron a prueba su nueva estrategia de comunicación, con Vidal como la cara visible del Gobierno porteño, mientras Macri se dedica a los viajes y al armado nacional.

El centenar de vetos dejó en evidencia la tensión que existe entre legisladores y ministros macristas. Hasta hubo rumores de una discusión áspera entre el vicepresidente primero de la Legislatura, Cristian Ritondo, y el jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta.

Más allá de las internas, el macrismo se ocupó de responder a la Presidenta, quien había dicho que “hay un vetador serial”.

En esa línea siguió ayer el vicepresidente. “Cristina no había vetado nada y decían que se venía el gobierno del veto y, ahora, tenemos al Capitán Veto y no se dice nada”, afirmó Boudou, quien aseguró que los argumentos del gobierno porteño “si no eran patéticos, eran graciosos”. “Hay un ambiente de veto serial o a un vetador serial sentado en el Gobierno de la Ciudad. No se escucha nada sobre este ataque y avasallamiento de la calidad institucional”, planteó.

No sólo kirchneristas y macristas intervinieron en la polémica. “A diferencia de los vetos nacionales, los de la ciudad son más dañinos, dado que no hay forma de insistir por las mayorías que se requieren.

Además, los fundamentos son bastante indolentes”, afirmó el titular del PS porteño, Roy Cortina.

El diputado radical Ricardo Gil Lavedra señaló que “el veto es una facultad política del titular del Poder Ejecutivo, que actúa como una suerte de legislador negativo”. “De todas maneras, es una facultad que debe ser usada con suma prudencia y de modo restrictivo, porque se está vetando el fruto de la voluntad popular”, destacó el constitucionalista. “Es evidente que no hay mayor coordinación entre las fuerzas del macrismo en la Legislatura y el Gobierno de la Ciudad”, dijo.

En esto coincidió Ricardo López Murphy, ex aliado de Macri en los comienzos del PRO. “Lo lógico es que el veto sea excepcional”, afirmó. “Debe haber una congruencia entre la bancada oficialista y el Ejecutivo. Lo que no sería razonable es que en la negociación parlamentaria se acuerde una ley y que, una vez hecho el acuerdo, se lo viole con el veto”, interpretó el Bulldog, para quien en la ciudad “hay un problema de mal funcionamiento institucional”.


Por Werner Pertot

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