Mauricio Macri anunció un plan que busca darle incentivos financieros a las empresas que contraten a beneficiarios de un programa social que ya se creó durante la gestión de Cristina Fernández de Kirchner y fue un pilar importante de la política laboral.
En un acto en el microestadio de Ferro junto a buena parte de su gabinete y el sindicalista oficialista Gerónimo “Momo” Venegas, el Presidente anunció el “empalme entre programas sociales y el empleo registrado privado”.
El objetivo es contemplar todos los programas que pasan por la órbita del Ministerio de Trabajo y orientarlo a los beneficiarios de esos programas que son alrededor de 280.000.
Se busca que las empresas contraten a esos trabajadores y los registren a cambio de que el Gobierno pague parte del salario por unos meses, y convertir la asistencia social en empleo genuino.
Aunque habrá que ver como se implementa, la idea no es mala.
El detalle, que que por honestidad intelectual deberían decir Macri y el Ministro de Trabajo, Jorge Triaca, es que esa política en realidad fue diseñada por la ex Presidenta Cristina Fernández de Kirchner y ejecutada por el entonces ministro Carlos Tomada.
En el año 2010 se creó el Programa de Inserción Laboral en Empresas.
Consistía en que aquella empresa que contratara personas participantes de algunos programas gubernamentales (jóvenes con más y mejor trabajo, seguro de desempleo, seguro de capacitación y empleo, egresados de cursos de formación profesional o el Programa Nacional para la Transformación Productiva), el Estado iba a financiar parte del sueldo del trabajador durante cierto lapso y en ese tiempo la empresa sólo se hacía cargo del faltante para cubrir el salario acordado por convenio colectivo.
Los gobiernos kirchneristas siempre tuvieron como prioridad rotar del viejo concepto de asistencia social a la nueva idea de programa social vinculado al trabajo.
Por eso hace muchos años que dejó de existir el plan Jefes y Jefas de Hogar y la ayuda social estuvo siempre vinculada al empleo.Sin perjuicio de lo anterior, es insultante que Macri hable de un programa de creación de empleo cuando todas sus políticas generaron desempleo.
Macri puso en valor la supuesta creación de 80.000 puestos de trabajo desde agosto, cuando buena parte de esa estadística se condice con la registración en el monotributo social.
Para Macri, el aumento de un régimen tributario que esconde precarización laboral es algo a celebrar.
Ello sin contrastarlo con todas las fuentes de trabajo destruidas, ni la realidad del sector informal que se estima que pierde tres empleos por cada trabajo perdido en el sector formal.
Más provocador aún es que lo diga en un acto por el día del trabajador donde en el escenario sólo había empresarios que ahora se dedican a la función pública.
Y el dirigente sindical de los peones rurales, empresario del sector y legitimador de la explotación al peón agrario.
Alguien dijo micromilitancia?
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