El Ministerio de Salud quiere cerrar los centros de ludopatía. Desde ATE reclaman por el porvenir de los más de 130 trabajadores bonaerenses.
Desde principios del mes de mayo los aproximadamente 130 trabajadores de los diez centros de ludopatía repartidos por toda la provincia de Buenos Aires viven alarmados y con preocupación respecto a su futuro laboral.
La problemática nació ante la novedad de que el convenio existente entre el Ministerio de Salud y el Instituto de Loterías y Casino, que brinda asistencia gratuita por la adicción vinculada al juego compulsivo, podría quedar cancelado.
Desde ATE expresaron su desencanto por “el futuro incierto en el grupo de profesionales y por el futuro oscuro para los pacientes”.
"Desde Lotería pidieron reunión con los coordinadores de los centros. Entraron y dijeron: ‘ya está decidido, se cierran las casas, no hay nada que hablar. Se termina el programa'. Los becarios y contratados quedan sin trabajo en julio, los de planta pasarían a los CPA (Centros Provinciales de Atención en Adicciones), pero no es lo mismo para los pacientes. Los ludópatas no tienen la misma adicción ni el mismo tratamiento que, por ejemplo, un adicto a las drogas”, enfatiza Ivana Quiroga, psicopedagoga y operadora socioterapéutica, del centro ubicado en Vicente López.
Los otros nueve Centros de Prevención y Asistencia al Juego Patológico se ubican en Avellaneda, La Plata, Morón, Olavarría, Mar del Plata, Necochea, Tandil, Bahía Blanca y Pergamino, donde la instauración de bingos o casinos mostró escenas recurrentes: ver salir al final de la primera semana de cada mes a cientos de hombres y mujeres por la mañana, ojerosos, tras haberse gastado el sueldo que recién habían cobrado. En casos extremos han hipotecado casas o vendido autos.
El vínculo familiar es clave en la terapia. Por eso en los centros brindan atención psicológica y contención social a todas aquellas personas que sufren la adicción al juego, y también a sus familiares. Los profesionales realizan entrevistas individuales, terapias grupales y familiares, talleres de capacitación y asesoramiento a otras instituciones y reuniones multifamiliares. También se encargan del trámite de autoexclusión, para que el paciente que lo solicite no pueda ingresar a los bingos. Más de 1800 ya lo pidieron.
Los números reflejan que desde 2005 hasta este año se atendieron 7395 ludópatas. La mitad jugaba todos los días, ocho de cada diez en bingos. Por lejos (64%) lo más elegido es el tragamonedas. El 53% fueron hombres. Un 62% del total supera los 40 años de edad, y más de la mitad tiene estudios secundarios completos. Otro dato: el 80% posee ingresos propios y fijos. Y son más los casados que los solteros.
El programa cuenta además con el servicio telefónico 0800-444-4000, que brinda orientación, prevención, derivación y contención de forma anónima. Casi siete de cada diez llamadas son a cargo del propio jugador.
En el último tiempo se suma un elemento más difícil de regular y contener: la tecnología. Según la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados, la cuarta parte de los que juegan online pueden desarrollar un uso patológico. Y se ve cada vez más en los jóvenes. Una frase se escucha con frecuencia en los centros de atención: los ludópatas no juegan para divertirse, tampoco para ganar. Juegan para jugar y para perder, desde plata hasta vínculos familiares. Lo que le sigue es la culpa. Y la intentan tapar con una nueva apuesta que remedie toda la vida que está llevando.
El problema viene en ascenso y hasta generó alertas de la OMS. En Provincia, sin embargo, no estará exento de los recortes cada vez más usuales, a pesar de que el Programa de Prevención y Asistencia al Juego Compulsivo de la Provincia venía en ascenso, tanto en consultas como en reconocimiento. En 2015 lanzaron un Manual sobre juego patológico, y los pedidos no paran de crecer año a año. “Esta medida es un nuevo achicamiento del Estado que desatiende la salud psicológica de los ciudadanos, tanto de los pacientes como de su entorno”, denunciaron los trabajadores que se mantienen en alerta y movilización, sobre todo de cara al jueves, cuando probablemente en Tandil se firme el convenio que termine con el programa y derive pacientes y especialistas al área general de adicciones.
"Desde Lotería pidieron reunión con los coordinadores de los centros. Entraron y dijeron: ‘ya está decidido, se cierran las casas, no hay nada que hablar. Se termina el programa'. Los becarios y contratados quedan sin trabajo en julio, los de planta pasarían a los CPA (Centros Provinciales de Atención en Adicciones), pero no es lo mismo para los pacientes. Los ludópatas no tienen la misma adicción ni el mismo tratamiento que, por ejemplo, un adicto a las drogas”, enfatiza Ivana Quiroga, psicopedagoga y operadora socioterapéutica, del centro ubicado en Vicente López.
Los otros nueve Centros de Prevención y Asistencia al Juego Patológico se ubican en Avellaneda, La Plata, Morón, Olavarría, Mar del Plata, Necochea, Tandil, Bahía Blanca y Pergamino, donde la instauración de bingos o casinos mostró escenas recurrentes: ver salir al final de la primera semana de cada mes a cientos de hombres y mujeres por la mañana, ojerosos, tras haberse gastado el sueldo que recién habían cobrado. En casos extremos han hipotecado casas o vendido autos.
El vínculo familiar es clave en la terapia. Por eso en los centros brindan atención psicológica y contención social a todas aquellas personas que sufren la adicción al juego, y también a sus familiares. Los profesionales realizan entrevistas individuales, terapias grupales y familiares, talleres de capacitación y asesoramiento a otras instituciones y reuniones multifamiliares. También se encargan del trámite de autoexclusión, para que el paciente que lo solicite no pueda ingresar a los bingos. Más de 1800 ya lo pidieron.
Los números reflejan que desde 2005 hasta este año se atendieron 7395 ludópatas. La mitad jugaba todos los días, ocho de cada diez en bingos. Por lejos (64%) lo más elegido es el tragamonedas. El 53% fueron hombres. Un 62% del total supera los 40 años de edad, y más de la mitad tiene estudios secundarios completos. Otro dato: el 80% posee ingresos propios y fijos. Y son más los casados que los solteros.
El programa cuenta además con el servicio telefónico 0800-444-4000, que brinda orientación, prevención, derivación y contención de forma anónima. Casi siete de cada diez llamadas son a cargo del propio jugador.
En el último tiempo se suma un elemento más difícil de regular y contener: la tecnología. Según la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados, la cuarta parte de los que juegan online pueden desarrollar un uso patológico. Y se ve cada vez más en los jóvenes. Una frase se escucha con frecuencia en los centros de atención: los ludópatas no juegan para divertirse, tampoco para ganar. Juegan para jugar y para perder, desde plata hasta vínculos familiares. Lo que le sigue es la culpa. Y la intentan tapar con una nueva apuesta que remedie toda la vida que está llevando.
El problema viene en ascenso y hasta generó alertas de la OMS. En Provincia, sin embargo, no estará exento de los recortes cada vez más usuales, a pesar de que el Programa de Prevención y Asistencia al Juego Compulsivo de la Provincia venía en ascenso, tanto en consultas como en reconocimiento. En 2015 lanzaron un Manual sobre juego patológico, y los pedidos no paran de crecer año a año. “Esta medida es un nuevo achicamiento del Estado que desatiende la salud psicológica de los ciudadanos, tanto de los pacientes como de su entorno”, denunciaron los trabajadores que se mantienen en alerta y movilización, sobre todo de cara al jueves, cuando probablemente en Tandil se firme el convenio que termine con el programa y derive pacientes y especialistas al área general de adicciones.
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