Dos discursos de apertura de sesiones ordinarias, y queda claro el contraste entre ambos. Lo que para uno es el gerenciamiento de una ciudad, para el otro Ejecutivo se trata de gobernar, con todas las responsabilidades que ello implica.
Estuvimos en la plaza, frente al Congreso, celebrando la continuidad de la democracia y de este proyecto nacional, popular y democrático que encabeza Cristina Fernández de Kirchner. Pero somos todos parte, gracias al crecimiento histórico de la economía, el empleo, la producción, las mejoras en educación.
Se escuchó en el Congreso un discurso cargado de una visión a largo plazo, de un plan de gobierno. Lo que implica hacerse cargo, poner el cuerpo, asumir responsabilidades, dar respuestas y soluciones para lo que falta. La Presidente se apoyó en cifras, en medidas, en instrucciones para los ministros, en lineamientos claros en materia de política exterior, educación, energía, seguridad.
Si no hay plan, no se puede ver a futuro, se improvisa y los errores se amontonan.
Desde la Legislatura porteña escuché –otra vez- excusas, una visión política chicata, una irresponsabilidad a prueba de balas, sin proyección ni horizontes marcados. Hace cinco años que el ingeniero Macri está en el Poder Ejecutivo porteño maquillando una gestión como plafón para su candidatura presidencial.
Los porteños nos merecemos mucho más; necesitamos una ciudad planificada, sin arrebatos antojadizos, con una agenda social y un rumbo claro. Buenos Aires está para más.
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