En elecciones miradas con atención por el mundo pero muy especialmente por América latina, Chávez revalidó sus pergaminos con 54,42 por ciento de los votos y salió airoso de la que parecía, a priori, su más difícil pulseada desde que llegó a la jefatura del Estado, en 1999.
"El lunes 8 comienza un nuevo gobierno, que será mejor que los anteriores", aseguró Chávez el jueves, ante una multitud, en el acto de cierre de campaña. La victoria que consiguió ayer, en elecciones de masiva participación, le dan la chance de poner en práctica esa promesa.
El resultado ratifica el rol central del mandatario en la política venezolana, que protagoniza casi en exclusividad desde hace al menos 15 años, y lo mantiene también en un primer plano en la región, donde fue artífice de varios procesos integracionistas, como la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), la Unasur y la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (Celac).
Apenas la titular del Consejo Nacional Electoral (CNE), Tibisay Lucena, leyó el primer boletín, con 90 por ciento de los "datos transmitidos" y los números que daban la victoria al mandatario, miles de fuegos artificiales empezaron a poblar el cielo de Caracas, y los festejos, hasta entonces disimulados, estallaron en las princpales esquinas de la ciudad.
Se descontaba sobre las 22.30 (la medianoche de la Argentina) que militantes y simpatizantes se dirigían hacia el Palacio de Miraflores, porque se esperaba que Chávez saludara y hablara dede el "balcón del pueblo".
Con una participación de 80,94 por ciento del padrón de habilitados, "la más alta participación de las últimas décadas", según explicó Lucena, Chávez lograba 7.444.082 sufragios y su principal adversario, Henrique Capriles Radonski, de la Mesa de Unidad Democrática (MUD), 6.151.544.
"No tengo problemas en conversar con cualquier venezolano, con todos, si es para hacer una Venezuela mejor", había señalado Chávez tras votar.
Los temores sobre eventuales incidentes se disiparon velozmente y todo el proceso se
desarrolló en una tranquilidad absoluta, al punto que las autoridades apenas reportaron una quincena de "incidentes electorales", una cifra insignificante para un padrón de 18,9 millones de electores habilitados, 39.322 mesas y 13.810 centros de sufragios.
Los comicios fueron presenciados por una fuerte delegación de acompañantes electorales, entre ellos los del debutante Consejo Electoral de la Unasur, encabezado por el ex vicepresidente argentino Carlos "Chacho" Alvarez, quienes elogiaron reiteradamente el sistema de votación y el proceso organizativo del CNE.
Con 58 años, Chávez logra de esta manera su tercera reelección consecutiva y su cuarta victoria en comicios en los que estuviera en juego la jefatura de Miraflores. Formalmente, debe iniciar su nuevo período el 10 de enero.
Propietario de los derechos de autor del concepto de "socialismo del siglo XI", que luego hicieron propio otros mandatarios de Sudamérica, Chávez llegó a la victoria de la mano de una férrea fidelidad de los sectores más carenciados, a los que cobijó con fuertes políticas de inclusión y con la sólida estructura del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
En su nuevo mandato le tocará luchar contra cierta burocratización en la puesta en marcha de algunos de esos planes, combatir una inflación alta, reconocida por el propio Banco Central, bajar la tasa de inseguridad y atender casos de corrupción en capas medias de la administración.
El mandatario parece tener claras esas falencias, porque en sus últimos años de campaña asumió errores ("Todos los cometemos", dijo) y garantizó una gestión mejor.
Chávez llegó a la pulseada como candidato del oficialista PSUV y otras 10 organizaciones, integrantes del Polo Patriótico: los partidos Comunista, Movimiento Electoral del Pueblo, Tupamaro, Unidad Popular, por la Democracia Social, Nuevo Camino Revolucionario, Independientes por la Comunidad Nacional, Revolucionarios Organizados por Venezuela, Revolucionario del Trabajo y Redes.
El presidente pudo ser candidato porque logró, en febrero de 2009, una enmienda constitucional que habilitó la reelección ilimitada y, si bien no debió afrontar ningún proceso interno, jugó una pulseada más compleja: a mediados del año pasado se le detectó un cáncer, por el que fue intervenido y tratado en La Habana.
Quince minutos después de conocidos los resultados, Capriles Radonski enfrentó a la prensa para feicitar a Chávez, reclamarle que trabaje "por la unión de todos los venezolanos" y sentenciar que "jamás" pasó por su cabeza "hacer algo distinto de lo que el pueblo dijera, porque la palabra del pueblo es sagrada".
Además de Chávez y Capriles Radonski, participaron, sin ninguna chance, Orlando Chirino, por Socialismo y Libertad; María Bolívar, por el Partido Democrático Unidos por la Paz; Reina Sequera, por Poder Laboral, y Luis Reyes, por la Organización Renovadora Auténtica.
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