No se trata de una elaboración subjetiva en torno a la cantidad de gente que pudiera haber concurrido a una concentración masiva de un cierre de campaña, se trata de un fenómeno único, al cual se lo ha denominado de diferente forma y al cual se lo menciona de distintas manera, marea roja, huracán bolivariano…, pero quienes el 4 de octubre pasado anduvimos por las calles del valle de Caracas a pie, por avenidas y adyacencias, no podemos dejar de tener la impresión de que ese pulular de gente que iba y venía por todas parte se asemejaba más a un hormiguero, pateado por algún descuidado, que a cualquier otro tipo de movilización de ser vivo alguno.
Cientos de miles de personas transitaban bajo la lluvia, de una avenida a otra, con ansiedad y curiosidad, para reconocerse a sí mismas en medio de un estado de ánimo festivo, contagioso, cargado de fraternidad, marcando con un toque especial el cierre de campaña del candidato Hugo Chávez.
Un cierre de campaña que sintetizo la labor organizada de un colectivo político-social que demostró en los hechos estar más allá de la dificultades y a la altura de las circunstancias, al encarar un proceso masivo de organización que no sólo abarco la realización de movilizaciones, concentraciones y visitas domiciliarias, sino también un profundo proceso de reflexión y debate en foros y asambleas que se multiplicaron por miles a lo largo y ancho del país para discutir el proyecto denominado “propuesta del candidato de la patria”. Algo significativo para tener en cuenta a la hora del análisis sobre que pudo haber influenciado el voto por uno u otro candidato, ya que el candidato oponente baso su campaña en resaltar las faltas y errores cometidos por el gobierno y en enarbolar una serie de promesas ambiciosas que en ningún momento se detuvo a explicar.
Caracas visibilizó lo que durante el año las encuestas venían planteando, como desafiando el reto del candidato Capriles que decía que el no creía en las encuestas, creía en lo que se manifestaba en la calle. Después del 4 de octubre ¿habrá considerado la posibilidad de reconocer su derrota y de no cantar fraude el domingo siete por la tarde?.
El 4 de octubre, en Caracas, Venezuela mostro su cara consiente, fiel, agradecida, sacrificada, que no reparó ni en cansancios ni en distancias y que se vuelve a su raíces, a sus lejanías con el espíritu cargado de regocijo tras el encuentro con su líder para emprender la concreción de la última etapa para el logro de sus sueños.
Chávez, el hombre enfermo al que le pronosticaban una muerte inminente, cantó y bailó con su pueblo bajo la lluvia después de la inmensa travesía desde su Sabaneta natal; se transformó en abrazo, en corazón de esa patria y dijo una sola frase “Chávez gana el 7 de octubre” y el pueblo dijo que sí.
por Oscar Rotundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario